Hoy 24 de diciembre celebramos la Nochebuena, la víspera de la Navidad, una noche de compartir, de brindar, de dar gracias por estar reunidos y por conciliar las diferencias a través del amor de Dios.
La Nochebuena nos recuerda el encender la luz, aún en la sombra...
El estar reunidos en familia con el fin de celebrar el nacimiento de Jesucristo para los creyentes católicos y cristianos, crea un tiempo de paz, de armonía, donde la buena voluntad se impone sobre los tiempos de adversidad.
Es un tiempo de reflexión, de observar las acciones que realizamos durante todo el año, bajo la perspectiva del amor y del perdón.
Con la comprensión del dolor sin juzgarlo, sin la búsqueda de culpables, sintiendo la liberación del alma.
Y es la Fe, nuestra creencia en un poder superior, la que nos ayuda a salir adelante; cuando no sabemos qué va ocurrir, en un espacio y tiempo en que la nada permanece constante.
Comprendiendo que solo la fe nos dará la paz y la visión correcta de nuestra vida.
La fe, la certeza de lo que no se ve...
Y eso es lo que se celebra en la Nochebuena, la unión de los seres queridos, compartiendo la cena disfrutando de su compañía.
Los verdaderos amigos, esas almas que nos bendicen y son instrumentos de paz, son los que intervienen con una mano, una palabra de aliento o en silencio, al enfrentar momentos de incertidumbre en nuestras vidas.
Para esos amigos...
Seamos luz...
Seamos amor...
Seamos paz...
Agradezcamos las palabras del maestro de vida, que nos enseñaron, que el amor y el perdón dan poder.
Poder para cambiar al mundo, realizando acciones que nos muevan y motiven a ser mejores seres humanos.
Recordando que en Nochebuena, Dios nos da la oportunidad de reunirnos en su nombre y bendecir nuestras vidas, en recuerdo del nacimiento de su hijo Jesucristo, en un pesebre, bajo una estrella, rodeado de pastores, de forma humilde, como fue toda su vida.
Y entonces, desde la humildad, comprenderemos los eventos tristes, al dejarlos de ver como obstáculos al transformarlos en oportunidades.
Sólo me queda decir a todos los amigos que han intervenido, dando ayuda, consuelo y orientación, que Dios les retribuya con una bendecida vida.
Muchas gracias...
Y vivan una Feliz Navidad…