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Elon Musk, bitcoins y cómo ser héroe en la cultura pop

  • La teoría del todo
  • Elon Musk, bitcoins y cómo ser héroe en la cultura pop
  • Ida Vanesa Medina Padrón

El bitcoin sufrió una recaída en su valoración gracias a un tweet de Elon Musk y las políticas recrudecidas que aplicó China en contra del uso de criptomonedas. Aunque el mercado de este tipo de cambio ha demostrado existir entre la ambivalencia de su volatilidad y la promesa de revolucionar el sistema financiero a futuro, es interesante volver sobre el hecho de la influencia del magnate sudafricano en todo este asunto. Unos cuantos caracteres en Twitter bastan para poner de cabeza las bolsas, pero su incursión en la cultura popular y la influencia en la conversación pública no se queda allí.

En este mes también apareció en Saturday Night Live, el famoso programa de comedia norteamericana, que es hito en la cultura pop estadounidense. Allí, como cualquier otra celebridad del espectáculo, realizó su monólogo y participó de los sketchs, sin reprimirse de disfrazarse o caracterizar. Todo ello con consecuencias directas para el Dogecoin y para el propio bolsillo de Musk.

Esto da las primeras pistas claras de él, más que como otro super empresario para agregar a la lista de los que han destacado en la última década, como un personaje de influencia cultural. A diferencia Zuckerberg que se ha hundido en el aura de villano, la cara de Tesla es un personaje que todavía estamos descifrando. Para unos es fuente de inspiración y para otros un payaso manipulador. El hecho es que es por mucho uno de los hombres más relevantes de la escena pública actualmente, mucho más que algunos de los políticos en los cargos más altos de su renglón.

¿Por qué? Empecemos por el contexto: El siglo XXI se ha estrenado con varias crisis económicas mundiales y una erosión de credibilidad de instituciones desde el siglo pasado. Vivimos en un mundo en el que la palabra “futuro” se redimensiona muy diferente a lo que percibían generaciones anteriores. El internet y las grandes compañías transnacionales se mueven como supraestados en el panorama globalizado en el que nos desenvolvemos. Es natural que los nuevos héroes de nuestras narrativas sociales se erijan sobre otros valores.

Elon encarna el arquetipo del explorador, es una especie de Ulises que utiliza su astucia y su osadía para salir airoso, incluso cuando todo parece perdido. No hay que olvidar que ha estado cerca de la bancarrota varias veces, la explosión de cohetes en sus lanzamientos fallidos y sus dichos y desdichos en redes sociales.

Aún así, sigue con nosotros y en pandemia subió rápidamente escaños en la lista de Forbes de las personas más ricas del mundo. Sus errores nos recuerdan su humanidad y lo hacen más cercano a nosotros. La clave de un buen héroe es esa contradicción entre naturaleza humana y divina, si no, no tendríamos historia ni impulso aspiracional.

Nos proyectamos en personajes como él que hablen de la conquista del ingenio humano. Mientras el fundador de Facebook se ha convertido en un personaje omnisciente y enajenado que protagoniza como “gran hermano” en las distopías que proyectamos, Musk nos extiende la palabra futuro, que se hace por momentos inviable, a un libro abierto multiplanetario con SpaceX, a extender las capacidades humanas con Neuralink o a reclamar la idea de sustentabilidad con Texla y The Boring Company.

Sus deslices e incongruencias alimentan la idea de la mezcla de genio loco y estrella de rock. Asperger, migrante, origen humilde, novias famosas, impulsividad, romantización del trabajo, vida de lujos y amor por la tecnología, todo junto como un imán para distintos tipos de públicos. Para ilustrar sólo falta escribir su nombre en Youtube y encontrar cientos de referencias que van desde El Diario del Emprendedor y consejos de cómo vivir y tener éxito según el sudafricano, hasta entrevistas, opiniones, noticias y teorías de complot.

Con más de 54 millones de seguidores en twitter, no tiene nada que envidiar a las Kardashians en sus momentos más estelares. La diferencia es que en las manos del creador de Blastar, el videojuego que hizo y vendió con solo 10 años, se está moldeando parte de la arquitectura que asoma nuestra realidad en la próxima década.

Es el Tony Stark encarnado, la idea empresario/inventor endiosada y como sociedad desde la creación del fuego hasta ahora, seguimos contando estas historias de conquista. Mientras los héroes no mueran, su excentricidad, sus cameos en series y películas de superhéroes y sus hijos con nombres raros serán parte de la narrativa.

Ida Vanesa Medina P.


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