Cultura

Ximena y otros prodigios de la música

Tenía 8 años de edad cuando comenzó a ensayar con una flauta de cartón. Entonces se atravesó la pandemia y recibió clases por internet, ya con una flauta de metal; pero Ximena Benítez Carrasco y sus amigas, dirigidas a distancia por la maestra Nidia Virginia Adame, no se arredraron y, asesoradas en casa por sus padres, salieron adelante.

“Hola niñas, este video es para que podamos estudiar la pieza completa”, dice la maestra, luego contar hasta tres y llevarse su flauta a los labios e iniciar los acordes, como parte de las tantas clases que recibió Ximena y sus compañeras durante la pandemia. 

Ximena y otros prodigios de la música
Ximena y otros prodigios de la música

Las pruebas están en fotografías y videos. Son testimonios de cuando Ximena recibía clases y era apoyada por sus padres, Alejandro y Beatriz, mientras del otro lado hacía indicaciones su profesora Nidia, quien también enseñaba a otros alumnos del Centro Educativo Benito Juárez, una histórica escuela de tiempo completo de la colonia Roma.  

En las fotos también aparece Ximena con maestros que han reconocido sus virtudes, como también lo hacen docentes del Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Superior de Música, del Centro Nacional de las Artes.

Ximena ha participado en grupos musicales, además de Ciudad de México, en las de Oaxaca y San Luis Potosí. Hace poco estuvo en su propia escuela, donde junto a compañeros y amigos ofrecieron conciertos prenavideños; también lo hicieron en foros de la alcaldía Benito Juárez y en la propia Secretaría de Educación Pública.    

Y es que la educación musical empieza en la escuela, donde los alumnos expresan su vocación al ejecutar algún instrumento, lo que tendrá como resultado, si les interesa, la participación en orquestas infantiles y juveniles. Un ejemplo es precisamente Ximena y sus compañeras, que a pesar de la pandemia son ejemplo de prestancia.

 

Ximena y otros prodigios de la música
Ximena y otros prodigios de la música

Y el impulso de los padres es toral, como sucedió con Ximena y otros niños de escuela primaria de tiempo completo Benito Juárez, ubicada en la calle Jalapa 272, colonia Roma, en la que estudiaron personajes como el artista plástico José Luis Cuevas, entre otros, e inaugurada en 1924 por José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública.

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La maestra Nidia Virginia Adame tiene 12 años como docente en la escuela primaria Benito Juárez,  una de los seis planteles públicos con orquesta infantil en Ciudad de México.

Lo sorprendente es que la pandemia no fue obstáculo para dar clases, de modo que echaron mano de la tecnología e interactuó con sus alumnos.
“Pues ellos reciben a la música de una manera muy natural”, dice la profesora. “Es parte de su humanidad y es una expresión que adoptan de manera inmediata. O sea, para ellos es muy sencillo hacer música”. 
La maestra Adame, entrevistada  en instalaciones de la SEP, donde los niños ofrecieron un concierto, comenta que  el proyecto de la autoridad educativa señala que los niños comiencen a recibir la enseñanza musical de los 8 a 9 años; es decir, cuando van en tercero o cuarto de primaria.

Con la pandemia no perdieron clases, comenta la maestra, siempre sonriente,  quien se emociona al recordarlo. “Nosotros estuvimos trabajando de manera continua por zoom”, añade. “Todos tuvimos que aprender a utilizar la tecnología a distancia y fue muy divertido”.  

Ximena y otros prodigios de la música
Ximena y otros prodigios de la música

 —También los padres.

 —Sí, por supuesto, y lo que se me hizo interesante es que los papás, como no tenían otro lugar a donde ir, más que estar en casa con ellos, resguardándose, entonces se dieron cuenta y escucharon cómo se dan las clases de música a sus niños, y creo que eso fue fabuloso, porque entonces se cierra un triángulo de educación, que es el maestro, los alumnos y los papás.

La profesora, egresada de la Escuela Superior de Música, en la carrera de flauta transversal, confiesa, primero solemne y luego sonriente:

“Para mí es una oportunidad de compartir  mis conocimientos y mi amor por la música y por la flauta transversal, que al fin y al cabo se convirtió como una extensión de mi voz, porque en realidad yo quería cantar”.

—Y cómo ve a Ximena.

—Pues ella es un claro ejemplo de lo efectivo que es este programa, porque cuando existe esta armonía dentro de las partes, yo como maestra y mi alumna por el gusto, ella lo adopta muy bien lo mucho que le gusta la flauta, y también es muy fácil para sus papás recibir este gusto de parte de su hija, porque, obviamente, al ver que ella es feliz, ellos son felices.

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Ximena, un poco tímida,  dice: “Desde chiquita me ha gustado la música, y cuando vinieron los de la orquesta, pues yo automáticamente elegí la flauta transversa, porque me gusta por su sonido y además la forma en que está: transversa”.

—Y cómo sentiste con tanto público en este auditorio.

—Un poco nerviosa, pero…fuera de eso… tranquila.

La madre de Ximena, Beatriz Carrasco Ramírez, mientras tanto, opina que  los padres tienen que estar dispuesto a invertirle tiempo a sus hijos, ya que la enseñanza musical va en paralelo a los estudios de educación básica, por lo que tienen que pedir permiso en el trabajo “o hacerte de tiempo para llevarla por las tardes a sus clases y a la orquesta, y más en escuelas de tiempo completo, donde la enseñanza musical es de 2 a 4 horas diarias”.

Ximena y otros prodigios de la música
Ximena y otros prodigios de la música

A veces, algunas personas  cuestionan por qué la niña o el niño pasa tanto tiempo en la escuela, reflexiona Carrasco,  “pero la verdad es que son ellas o ellos quienes piden quedarse a clases de música después de su jornada escolar, que es de 8 de la mañana a 4 de la tarde, y uno como madre o padre lo único que hace es apoyarles y motivarlos para que realicen lo que les guste”. 

Y ella, su madre, quiere que Ximena logre sus sueños y destaque en la vida, porque “tengo que cortarme en cachitos para organizarnos e invertirle el tiempo que necesite mi hija”.

Ojalá, agrega la señora Carrasco, “continúen las escuelas de tiempo completo y, por supuesto, la enseñanza musical y la formación de orquestas, porque al margen de la profesión que decidan en un futuro las niñas y los niños, me queda claro que la música ayuda al desarrollo de otras habilidades y a la formación de mejores personas que a final de cuentas de eso se trata: formar buenos hijos y ciudadanos”.

Ximena Benítez Carrasco ha sido una niña que ha sabido aprovechar todas las oportunidad que le ha ofrecido la escuela pública, desde su primaria, hasta Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes, donde ha encontrado “excelente maestros, músicos y consejeros, quienes le han inculcado y enseñado a ella más allá de sus obligaciones laborales como maestros, pues le han dedicado tiempo hasta en periodos vacacionales sólo por haber descubierto en ella un talento nato para la música”.

La señora Carrasco no quiere dejar pasar los nombres del maestro Jaime Turrubiartes  Vargas, flautista de la Orquesta Sinfónica de Coyoacán, quien ha sido otro gran mentor en la carrera de Ximena.

El maestro ha sido mentor de otros músicos destacados dentro y fuera del país, entre ellas Erika Flores, flautista y directora de orquesta, quien también ha preparado a Ximena, que hace poco tuvo una audición y logró ser aceptada en el Conservatorio Nacional y en la Escuela Superior de Música, “gracias a la dedicación y al cariño de todos sus maestros”.

Ximena también asiste durante las tardes a tomar clases con el reconocido flautista Vincent Touzet, de origen francés, reconocido y laureado en varias partes del mundo y quien desde hace años radica en México. 

Ximena y otros prodigios de la música
Ximena y otros prodigios de la música

Otros maestros y músicos con quienes ha tenido contacto en la Escuela Superior de Música, es la doctora Asako Arai, flautista de nacionalidad japonesa, y el condecorado mexicano Aníbal Robles, flautista principal de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.

“En la Escuela Superior de Música también tiene como maestra de solfeo a otra extraordinaria profesora y autora de libros de música, Mónica Paola Aguilar Zertuche, y de coro al excelente maestro Alejandro León Islas, director coral de la  Orquesta Escuela Carlos Chávez”, comenta Beatriz Carrasco, la orgullosa madre de Ximena.

Humberto Ríos Navarrete

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