En el año 2019 un colectivo chileno viajó al convulso pueblo de Cherán, Michoacán, con la intención de exaltar las tradiciones y a la figura de la mujer como símbolo; pero luego de que algunas se negaran, encontraron a una que montaba toros, cuya vida, después lo sabrían, era una montaña rusa en aquella zona de la Meseta purépecha.

Entonces quien comandaba el grupo, Tito González García, fotógrafo y cineasta chileno, expresó:
—Muy bien…
—Pero es una mujer trans— le dijeron.
—Interesante— respondió González.
Y fueron en busca de Jenny.
Pero —otro pero— Jenny tenía fuertes problemas con la adicción al cristal, una droga dura que había invadido la zona purépecha.
Jenny estaba fuera del grupo social y vivía aislada en una casita familiar de la abuela, hasta donde el equipo la visitó; primero se mostró esquiva, desconfiada, pero después aceptó que la filmaran.
Y de esa larga travesía, en ocasiones escabrosa y a veces interrumpida, saldría Realidad, un documento convertido en libro, editado por León Muñoz Santini y Gato Negro Ediciones, CDMX; con fotos e investigación del colectivo chileno Ritual Inhabitual, fundado por Florencia Crisanti y Tito González García, y el curado de Sergio Valenzuela Escobedo.

***
Y es que Jenny había decidido abrirse, como expresa Tito, y entonces ellos comenzaron a filmar y filmar
Primero fue la entrevista.
Y fue como “un flujo infinito de palabras, porque seguramente nadie le había preguntado por su vida”, comenta Tito; y también porque, quizás, había tenido problemas con la comunidad.
—¿Y qué pensaron?
—Sentimos que había una necesidad de contar la historia y que la historia era muy potente— responde Tito en un departamento de Tacubaya.
Y así se fue tejiendo la historia.
Pero un día Jenny desapareció de su pueblo y entonces cundió la ansiedad entre amigos y familiares; días después sería localizada en la Terminal de Autobuses del Norte, Ciudad de México, donde había caído en manos de un comerciante explotador que vendía tamales.
Entonces Tito encabezó el rescate y Jenny siguió contando su vida, misma que se convirtió en un libro; es decir, en una autobiografía a corazón abierto de Jenny Leyva Ortiz, quien vive en la azotea de un edificio de Tacubaya, Alcaldía Benito Juárez, donde se le entrevista.
Su voz es pausada.
—¿Cuentas tu historia en el libro?
—Sí, desde que tengo uso de razón empiezo de todo lo que me acuerdo y de todo lo que me ha pasado en mi vida.
—Y en tu vida has pasado por cosas muy difíciles.
—Sí, muchas, como la discriminación.
—Tú sales de Cherán, llegas a la terminal de autobuses y pasas por diferentes trabajos.
—Sí, bastante. Ahora trabajo en una empresa que prepara comida que se entrega en varias partes de la ciudad.
—Jenny, ¿ya dejaste atrás los caminos escabrosos?
—Pues la verdad no es tan fácil que dejes todo eso atrás porque todavía hay recuerdos que duelen y palabras fuertes que pasé en momento mi vida; fue muy difícil y muy triste para mí que todavía son dolorosas, que no puedo todavía superar o dejarlas atrás.
—Por qué.
—Porque perdí a parte de mi familia.
—A quienes.
—Perdí a una hermana primero, al mes a mi mamá, y como a los ocho días a mi cuñado, y como a los 15 días a mi otra hermana…
—Fue una cadena de desgracias.
—Sí, sí— responde y parece que por su memoria pasaran las imágenes que narra.
—¿Fue durante la pandemia del 19?
—Sí, fue en ese tiempo que se murieron.
Tito aguarda durante la conversación con Jenny.
***
—¿Y quién es Tito?— se le pregunta este hombre de 47 años.
—Soy chileno, pero crecí en Francia, porque mi padre era refugiado político después de la dictadura de Pinochet; así es que nos tocó viajar por obligaciones histórica.
—¿Y cómo llegaron a Cherán?
—A partir del año 2019 empezamos a viajar con el colectivo a esa zona de Michoacán, porque en ese lugar hacían una ceremonia ritual, seguramente prehispánica, una ceremonia en las cuales los niños tienen que ir al bosque a buscar nidos de avispas y salen bailando con los nidos en la espalda.
—¿Cuánto tiempo tardas?
—Cada año veníamos a la comunidad con otra artista chilena, Perla Crisanti, y empezamos a intentar contar la historia, salvo que encontramos que paralelamente a los rituales había una historia política muy fuerte y empezamos a trabajar con la comunidad…
—O sea que tú no conocías el problema.
—En realidad fuimos por unos investigadores del INAH que visitaron el Centro de Ecología de París, donde nosotros hacíamos una exposición fotográfica de una comunidad indígena chilena, Los Mapuches, y cuando ellos la vieron, nos hablaron Cherán, pero desde el punto de vista antropológico.
—Entonces ahí nace la idea.
—Sí, porque vimos las imágenes de jóvenes bailando con los nidos de avispas… Y cuando llegamos, llegamos de noche, y nos bajaron del autobús, y ese mismo día habían colgado como a 19 personas de un puente, porque la zona de Uruapan es aguacatera y había un arreglo de cuentas entre el crimen organizado, y ahí vimos que había otra historia.
—Entonces en el camino se percatan de ese acontecimiento que los hace reflexionar y se proponen contar una historia paralela.
—Completamente. Resulta que el levantamiento de Cherán fue fruto del esfuerzo de las mujeres, todo el mundo lo sabe, y que las primeras personas que se levantaron ese día, que fue el 15 de abril de 2011, fue un grupo de 15 mujeres. Entonces nosotros, dentro del proyecto, siempre quisimos decir que había que hacer algo para poner adelante la figura de la mujer.
—Y fue cuando piensan en el tema.
—Sí, y buscamos figuras fuertes de mujer, y supimos de una mujer que montaba en los famosos jaripeos, que es práctica muy popular en ese lugar, que son rodeos grandes, salvajes, y nos dicen: Hay una mujer que monta toros, y nosotros dijimos: Este personaje puede ser.
—Pero no quiso.
—Así es, ella se rehúso a la cámara, no quiso. Y nos dicen: Hay otra persona que también monta toros, pero es una mujer trans. Entonces fuimos y nos encontramos con Jenny, que en ese momento tenía problemas con la adicción al cristal.
Es de ahí nace la procelosa vida de Jennifer Leyva Corazón Indomable, contenida en un libro,Realidad, donde se cuenta la historia de quien luchó contra la adicción al cristal, al chichiflí, al crico, al hielo, al azul, al ice, a la meta.

Como dice en unas líneas del libro: Es la autobiografía de una mujer transgénero condenada a enfrentar una sociedad que la oprime y condena (…) Una voz profunda y sin concesiones, captura el pulso de un país herido.

