Migración ilegal, incesto, homosexualidad, asesinato, misoginia, traición, corrupción, engaño, abusos, sueños, machismo... son algunos de los temas presentes en Panorama desde el puente, obra que a casi 70 años de haberse estrenado sigue, lastimosamente, tan vigente como en aquel lejano entonces.
Panorama desde el puente --explicaba Arthur Miller, su autor-- debe su trama y título a la experiencia personal cuando siendo muy joven trabajaba como estibador en los muelles en Nueva York, donde convivió con muchos inmigrantes. Cada vez que pasaba por el puente de Brooklyn rumbo al trabajo, pensaba qué historias sucedían dentro de los departamentos que desde ahí contemplaba.
Una de esas historias es la base de esta obra que “desnuda” el tan anhelado “sueño americano”, lo que es una constante en las obras de Miller, como en Todos eran mis hijos o Muerte de un viajante.
Panorama desde el puente cuenta la vida de una familia de inmigrantes (originalmente italianos), integrada por Eddy y Bea, quienes han criado a su sobrina Catherine desde bebé. La acción inicia con la llegada ilegal de dos primos de Bea, quienes buscan en Estados Unidos mejorar su vida, entonces…
Miller ha escrito una verdadera tragedia, que haciendo honor a los griegos, cuenta con un narrador externo que, a manera del coro, comenta, adelanta, critica, cuestiona lo que se ve en la trama central.
Como en el teatro griego la acción sucede en dos espacios muy diferenciados: el escenario (casa) donde sucede toda la anécdota central, y el aparte (bufete) desde donde el abogado, enjuicia y establece el deber ser de las cosas, las que son permitidas socialmente.
Y es esa lucha entre El ser y El deber ser lo que conduce al trágico final. El destino, como bien lo señala el personaje del abogado al inicio del segundo acto, es fatal y se cumple de manera inexorable.
La dirección de Antonio Castro es estupenda, llena de matices, de detalles que desde el inicio van dejando en claro el camino que tomará la acción. Su trabajo, evidentemente se completa con el de un equipo creativo también estupendo: Ingrid SAC (escenografía y vestuario), Víctor Zapatero (iluminación), Miguel Hernández (diseño sonoro) y Eduardo Mendoza (traducción).
Mi única observación sobre este muy buen trabajo sería la adaptación. Entiende el público que por diálogos y la utilería la acción se ubica en la actualidad y se trata de migrantes mexicanos. Me parece que hubiera sido correcto evidenciarlo más. Pero es un detalle menor.
Todo esto para cimentar el gran trabajo de un elenco para el que hay sólo un calificativo posible: ¡extraordinario!
El reparto podía dividirse en dos grandes grupos: el primero de actores consolidados y de gran experiencia; y el segundo de jóvenes muy talentosos y de gran futuro.
El primero lo integran Roberto Sosa, quien tiene aquí sin duda, una de las más grandes actuaciones de su carrera; Rodrigo Murray, exacto como siempre; y Montserrat Marañón, gran, gran actriz. Ovación para los tres.
Y el segundo grupo conformado por Estephany Hernández, muy sólida en el papel de Catherine; Jonathan Ontiveros, más que bien plantado en el personaje de Rodolfo, y hasta con buenas dotes de cantante; muy buen trabajo, felicidades Jonathan.
Martín Peralta, Ricardo Razco y Ernesto Rocha, es el trío juvenil que completa el muy sólido reparto.
Y la más grande de las felicitaciones a la Sociedad Artística Sinaloense quien se aventura con este tipo de montajes que, como debe ser en el teatro, entretienen al público, pero también lo invitan a la reflexión, a la toma de consciencia, a una actitud más responsable, más solidaria frente al que sin duda es uno de los problemas más graves que enfrenta actualmente el mundo: la migración.
Según la estimación más reciente de la ONU, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3.6% de la población mundial.
Globalmente, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas. El total estimado de 281 millones de personas que vivían en un país distinto de su país natal en 2020 es superior en 128 millones a la cifra de 1990 y triplica con creces la de 1970.
Sin duda un gravísimo problema, que como se ve, tiende a aumentar más cada vez.
Panorama desde el puente es una obra maestra que hace 70 años se anticipó a esta gravísima situación que enfrenta hoy la humanidad entera; Y que muestra, entre otras situaciones, los sentimientos encontrados que esto provoca.
Panorama desde el puente se presenta en el teatro Helénico, de miércoles a domingo, hasta el 18 de agosto. ¡No se la pierdan!