Política

Borges, El jardín de los senderos que se bifurcan, y la ciencia

El cuento “El jardín de senderos que se bifurcan” del escritor, poeta y ensayista argentino, Jorge Luis Borges, publicado en 1941, es un cuento policiaco, así lo dijo el autor. Veamos el género: texto donde se resuelve un crimen mediante la deducción.

Un audaz detective que va uniendo pruebas hasta resolverlo o caso contrario, un criminal inteligente que trata de huir de sus fechorías, esto ocurre en el relato. Pero aclaremos que, dentro de una historia policiaca, Borges lleva a cabo una disertación del tiempo y el espacio a través de un laberinto, sitio donde convergen varios mundos. Ahora lo llamaríamos “los universos paralelos”.

Definamos las palabras, sendero y bifurcar, bifurcarse: dividirse, separarse, ramificarse. Dividirse en dos ramales, brazos o puntas. Sendero: camino estrecho, formado por el paso de personas o animales. Entonces el título sería: El jardín de caminos estrechos que en la punta se separan.

La obra inicia con la reseña de un combate pospuesto, el narrador es el doctor Yu Tsun, antiguo profesor de inglés y espía de Alemania. Nos enteramos que en el teléfono fue amenazado por el capitán Richard Madden, irlandés a las órdenes de Inglaterra. Le dice que ya mató a su cómplice, Viktor Runeberg, y que él será el siguiente.

Yu Tsen tiene el secreto del nuevo parque de artillería británico sobre el Ancre, para que sea bombardeado: “Si mi boca, antes de un balazo, pudiera gritar ese nombre que oyeran en Alemania ¿Cómo hacerle llegar a mi jefe? Él espera noticias nuestras en Berlín, examinado infinitos periódicos.”

Piensa que no lo hace por Alemania, le importa un bledo. Lo hace para demostrarles a ellos que a los de su raza no se les puede ver como poco. Decide huir: “La guía telefónica me dio el nombre de la única persona capaz de trasmitir el mensaje; vive en Fenton, a menos de media hora en tren.”

Al abordar el tren ve que el capitán Madden no logra subir. Le ganará unos 40 minutos. Baja en la estación de Ashgrove. Pregunta por la casa del doctor Stephen Albert y le dicen que no se perderá “si en cada encrucijada del camino dobla a la izquierda.” Le recuerda la forma para descubrir el patio central de un laberinto: “No en vano soy el bisnieto de Ts'ui Pên, gobernador de Yunnan, que renunció al cargo para edificar un laberinto. Invirtió trece años, lo asesinaron y nadie encontró el lugar, solo dejó un libro inconcluso.”

Llega a la casa y el propietario (un sinólogo: especialista en cultura china) sin darle explicación alguna, le dice que si quiere ver el jardín de senderos que se bifurcan. Accede.

Aquí inicia la unión con los MWI (interpretación de los muchos mundos) teoría de 1957 del físico Hugh Everett III. Por las fechas aseguraríamos que Borges no la conocía como tal, mas nos lleva por ahí.

Albert le enseña: “¡Un laberinto de símbolos! Nadie pensó que el libro y el laberinto eran uno solo. Lea esta carta de su antepasado: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. A mí me sugirió la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. Cada hombre se enfrenta con diversas opciones, opta por una y elimina las otras.”

Le afirma que: “El libro tiene un secreto.” Le explica: “Un desconocido toca la puerta, Fang decide matarlo. Hay varios desenlaces posibles. Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir.

En la obra todos los desenlaces ocurren. Es el punto de partida para otras bifurcaciones. “Su antecesor creía en infinitas series de tiempos, divergentes, convergentes y paralelos. No existimos en la mayoría de ellos, en algunos existe usted, en otros existo yo, en otros los dos, en otro me encuentra muerto, en otro, yo digo las mismas palabras. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros.”

Albert se pone de pie, Yu Tsun le dispara y muere, llega Madden y lo arresta. Yu Tsun será ahorcado, pero su jefe descifra el mensaje: la ciudad se llama Albert... y ya fue bombardeada.

Hugo G. Freire


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