Política

La ciudad de la epidemia

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La llegada inevitable de la pandemia por Covid-19 a Ciudad de México pondrá a prueba a sus habitantes, como ha pasado en otros momentos difíciles, con inundaciones, incendios, sismos o epidemias, pero también pondrá a prueba a sus gobernantes.

La “sana distancia” o aislamiento y las restricciones a la actividad social, cultural, económica y política impondrán nuevas dinámicas a los capitalinos, tal como hemos visto que pasó en China y Europa, es inevitable, pero también permitirá a la ciudad aprender prácticas que pueden quedarse una vez pasada la emergencia.

El transporte público, por ejemplo, tiene tal nivel de saturación en las horas pico que resulta indignante escuchar las recomendaciones para mantener una distancia de un metro, o más, del resto de las personas. Ese escenario es inconcebible para quien utiliza el Metrobús o el Metro todas las mañanas y tardes.

Desinfectar y sanitizar microbuses, taxis, el sistema de bicicletas públicas, y el resto de medios que implican el transporte público en la capital, es todo un reto. Lo mismo que reorganizar su frecuencia, rutas y horarios cuando cambie la demanda de la población. Todo ello habrá que hacerlo a medida que avance el Covid-19.

Otras ciudades buscan experimentar con ciclovías temporales para desahogar el Transmilenio en Bogotá, o el metro en Nueva York. Acá en Ciudad de México ya lo propuso también un grupo de ciclistas y la misma alcaldesa de la bici, Areli Carreón.

Pero la emergencia también pasa por las afectaciones que sufrirá la economía informal, en mercados, tianguis, bazares y hasta en los puestos ambulantes, algunos de los primeros afectados por la suspensión de actividades que en otros estados ya se precipitó.

Son tres meses los que durará el pico de la epidemia y en donde veremos cómo se multiplican los casos de contagio de Covid-19, que pasarán de decenas a centenas y a millares.

Habrá muertos, sin duda, y la primera reacción será el temor y la incertidumbre, ante los cuales lo más importante es la información y la serenidad.

Poco a poco veremos menos traslados en las calles en la medida en que se van cerrando restaurantes, bares, negocios.

En términos de movilidad es una oportunidad para estudiar cómo se comporta el tráfico en condiciones especiales y para analizar opciones para cuando pase lo más grave.

También es una oportunidad para cuestionar nuestro sistema de salud y los trabajos de cuidados tan necesarios y tan invisibles en la ciudad.

Miles de personas adultas mayores requieren de atención especial por ser la población de mayor riesgo, pero también porque en un contexto de cuarentena verán interrumpidas las redes en las que hoy en día reposan.

Hay mucho que enfrentar y mucho que aprender por delante, en nada ayuda la politización o el encono que algunos buscan sembrar.

hector.zamarron@milenio.com
Twitter: @hzamarron

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Héctor Zamarrón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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