Política

Hidalgo y Sheinbaum; París y Ciudad de México

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Hay dos alcaldesas cuyas políticas están cambiando el rostro de sus ciudades, una con más limitantes que la otra, a su vez a punto de pasar por las urnas para un refrendo de mandato.

Las dos tienen en común su preocupación ambiental y el enfrentarse a ciudades dominadas por una visión proauto en donde es difícil —que no imposible—, revertir decisiones de años, pero sus resultados son interesantes de contrastar.

París se convierte de a poco en un laboratorio vivo con los cambios que una ciudad puede operar para mejorar la vida de sus habitantes: más árboles, más zonas peatonales, menos contaminación, reducción de velocidades y más bicicletas.

Anne Hidalgo, la alcaldesa desde 2014, tiene en marcha un ambicioso plan para abrir sus avenidas a peatones y ciclistas. Es un esfuerzo que viene de una década atrás, cuando trabajó junto al alcalde Bertrand Delanoë, responsable del primer sistema masivo de bicicletas públicas.

Este 28 de junio Hidalgo buscará su reelección ante los parisinos que podrán ratificar su apoyo al plan que incluye ciclovías emergentes, un subsidio de 50 euros para la reparación de bicis, tener ciclovías en todas las calles para 2024, reforestación intensiva, reducción de uso de plásticos y aumentar la oferta pública de vivienda para combatir el alto costo de alquileres y propiedades.

El confinamiento ayudó a la buena recepción de sus propuestas aunque los automovilistas están enojados por la reducción de carriles, como pasa en todas partes donde se apuesta por peatones, transporte público y bicicleta.

Claudia Sheinbaum, gobernante de una ciudad cuatro veces más poblada que París, pero tres veces menos densa, enfrenta otros retos. La capital mexicana necesita mover a más habitantes en distancias más largas que las parisinas, lo que complica la introducción masiva de la bicicleta como opción principal y explica la apuesta por el transporte público.

Sheinbaum coincide en objetivos ambientales con Hidalgo y ambas tienen un proyecto intensivo de reforestación. La primera tiene el apoyo presidencial que al mismo tiempo se convierte en una carga cuando se trata de segundos pisos, pues el presidente sigue orgulloso del adefesio de vialidades construidas cuando fue alcalde de la capital.

También es fácil ver su mano detrás de los compromisos para seguir con más distribuidores viales en Xochimilco, el Viaducto y Churubusco y el Eje 6 Sur. Esperemos que no vaya más allá, hay un compromiso público de Sheinbaum por no hacer más segundos pisos.

En cuanto a obras peatonales y pro bicicleta, lo que viene es ambicioso y arriesgado: un plan de supermanzanas en el Centro Histórico que reduzca drásticamente la circulación vehicular en el área a la vez que se introduce un reglamento de carga para ordenar ese tipo de transporte.

Una ciclovía emergente en Insurgentes —que podría volverse permanente—, una renovación del Metro y de la flota de autobuses, compra de trolebuses eléctricos, dos líneas de Cablebús, un trolebús elevado y una nueva línea de Metrobús en todo el Circuito Interior.

Si Ciudad de México se convierte en la Meca del transporte público París bien vale una bici.

hector_zamarron@milenio.com
@hzamarron

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Héctor Zamarrón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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