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Entrampados en la crisis

  • Economía empática
  • Entrampados en la crisis
  • Héctor Farina Ojeda

América Latina y el Caribe se encuentran entrampadas en una crisis de desarrollo debido a una conjunción de trampas que se fortalecen entre sí: hay una crisis por el bajo crecimiento, una por elevada desigualdad y la baja movilidad social, y una por la baja capacidad institucional y la gobernanza ineficaz. Esto lo dijo recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) cuando presentó los pronósticos de crecimiento latinoamericano en los que estima un repunte de 2.1 por ciento para 2024. Las trampas en los diferentes frentes limitan un desarrollo inclusivo en la región, de acuerdo al organismo internacional.

El bajo crecimiento ha sido una constante en décadas. Entre 2014 y 2023 el crecimiento anual promedio se mantuvo por debajo del 0.9 por ciento, una cifra peor que la que se tuvo en la “década pérdida“, en los años 80, cuando el repunte promedio fue de 1.3 por ciento. Ciertamente hay una trampa de crecimiento en economías con motores sin suficiente impulso, así como en otros casos en los que se depende en exceso de los buenos tiempos, lo que lleva a que por momentos se obtengan buenos indicadores de crecimiento que luego son seguidos por caídas drásticas y por crisis recurrentes.

Lo mismo podemos decir de la desigualdad y la movilidad social: vivimos en la región más desigual del mundo en la que viven algunos de los más ricos del mundo en medio de 200 millones de personas que sobreviven en la pobreza. Y con una movilidad social muy baja, lo que significa que la mayor parte de las personas que nacen en la pobreza se mantendrán en la misma condición durante toda su vida, en tanto un porcentaje mínimo logrará subir a los niveles más altos de ingresos. El elevador social latinoamericano está descompuesto.

En cuanto a la capacidad institucional y de gobernanza, basta con ver la incapacidad latinoamericana de generar proyectos a mediano y largo plazo: se suceden los gobiernos, se cambian las tendencias y reinventan las promesas, pero la pobreza, la desigualdad, la precariedad laboral y, en general, la inestabilidad económica se mantienen como si fueran males endémicos.

Detrás de estas trampas para el desarrollo, la gran pregunta es por qué no se hace un giro de timón y se invierte en lo que tanto se necesita para salir de la encrucijada: educación, ciencia, investigación, tecnología, salud y capital humano. La Cepal dice que no sólo estamos ante el reto de invertir más sino de invertir mejor. Esta parece una premisa obvia pero su aplicación parece casi utópica a la luz de los resultados. Estamos lejos de invertir como se debe y estamos lejos de la ciencia, el desarrollo y de mejorar la calidad de vida de millones de personas.

Conocemos muy bien las trampas que limitan a las economías latinoamericanas. Y también conocemos las soluciones para escapar de ellas. La pregunta flotante es qué debe acontecer para que finalmente se tome la decisión de invertir en lo que realmente mejorará la economía y las condiciones de vida de los latinoamericanos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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