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Proyecto Géminis

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  • Gustavo Guerrero

Proyecto Géminis, la nueva película de Ang Lee, se nos ofrece como el futuro del cine, pues está envuelta en especificaciones técnicas de, por ejemplo, 120 cuadros por segundo (FPS), a fin de que el espectador pueda apreciar a Will Smith en acción contra sí mismo: el veterano padre de 50 años de Jaden y Willow versus el Príncipe del Rap de 20 años. La decisión es osada porque Lee está acudiendo a trucos de nitidez e iluminación para esconder las imperfecciones de su joven Will Smith digital. Si la atracción de Proyecto Géminis es ver fijamente a Smith, diseccionarlo, resignificarlo, entonces tenemos aquí un producto que entrega lo que promete. Es curioso que Ang Lee defienda la tecnología porque, para él, le permite una inmersión mayor del público. En realidad, la tendencia es que el High Frame Rate (HFR, traducido como Tasa Alta de Fotogramas) vuelva al espectador consciente del proceso. Él observa el efecto en vez del filme y el ojo humano permanece todo el tiempo buscando ajustarse a la experiencia disruptiva de estar viendo en la sala de cine una imagen sin pertenencia. Descubrir cómo son los actores sin maquillaje ─otra decisión que deshace la mística glamorosa del cine─ es sólo el primer nivel de ruido en una experiencia fundada en la disrupción. En un escenario comparativo menos alarmista, esta película se parece estéticamente a los filmes de acción europeos realizados para el mercado de streaming, en los cuales la preocupación con la fotografía (la mayoría de las veces límpida, sincera y natural) es orientada por la practicidad y no envuelve los velos del cine.

Ang Lee hace en Proyecto Géminis toda una reestructuración estilística en la selección de movimientos de la cámara a la composición de informaciones a cuadro. Como resultado práctico, la cinta se destaca en las secuencias de acción. Obligado a ser muy económico en la captación, Lee y su equipo coreografiaron a actores, dobles y a la cámara con mayor esmero de lo que se ve en el blockbuster padrón hoy en día, y las persecuciones y las luchas entre los dos Will Smith son el punto álgido del filme, por lo menos en el sentido de una experiencia visual de multiplex, fluida y compensadora. La cámara no se mueve locamente sin criterio porque, condicionado al detallismo del HFR, el movimiento frenético podría provocar mareo o por lo menos mucha confusión visual. En resumen, Lee se vio amarrado a una exigencia técnica pero acabó haciendo un filme de acción con un gestual de cámara ponderado y elegante.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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