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Café con azúcar, un trago limpio

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  • Café con azúcar, un trago limpio
  • Guadalupe Romero

Si como informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la administración pública reconoce que el ingreso promedio familiar en México, al cierre de 2016 fue de alrededor de 3 mil 700 pesos mensuales, entiendo, justifico, es más casi agradezco que la vecina acuda a mi puerta para completar su mes de desayunos de café con leche y dos cucharadas de azúcar.

Pero cómo no querida vecina, si vive gracias a su pensión (de 2 mil 500 pesos mensuales), a que no paga renta, no tuvo hijos, come poco y aún goza de buena salud (lo que resta un gasto en medicinas casi obligatorio para el grueso de la población de su edad). Sus excesos solo son el yoga gratuito y sus salidas turísticas en grupo algunos fines de semana o en días específicos de temporada baja. Administrada mi vecina, eso es cierto.

Para los menos organizados en sus gastos, el mercado tiene la facilidad de provocarles asfixia gratuita que nos lleva a sobrepasar una y otra vez esos 3 mil 700 pesos promedio mensual que reportó el Coneval. Pues más allá de ofrecer soluciones específicas a necesidades concretas, llena los anaqueles, mostradores y vitrinas de opciones que hacen del consumo una verdadera profesión disfrazada de libertad, de derecho al libre albedrío sobre lo que compramos.

Más allá de sencillamente adquirir una bolsa de azúcar de dos kilos para todo el mes por 40 y tantos pesos, nos topamos con más de una veintena de productos para endulzar una taza de café. Por ejemplo, los de la joven (fundada en 1993) fabricante mexicana de edulcorantes Metco que ofrece, entre otros, su marca “estrella” Svetia, hoy de moda como un endulzante más sano que la azúcar refinada. A esta se suma Azúcar BC, a decir de la firma el primer producto de su tipo que reduce a la mitad la ingesta calórica gracias a que es una combinación de azúcar y stevia.

También podemos encontrar Mascabado Genuino, otra de sus marcas, producida a partir de la primera cristalización de los jugos de caña y recientemente acreedor de dos estrellas en Bruselas, Bélgica, del Superior Taste Award 2017, por su sabor. O los sobres de DB Sugar, un edulcorante diseñado a partir del Isomalt, un disacárido que no aumenta los niveles de glucosa en la sangre y que es especial para pacientes con diabetes; además de SweetO, producto de mesa bajo en calorías a base de sucralosa. Eso solo como muestra de un fabricante y sus descripciones.

Lo anterior sin pasar a la elección del café, que se ha vuelto más complicada que la letanía chillona de los chicos del Starbucks. En un supermercado cualquiera podemos encontrar un pasillo completo de opciones para saciar la sencilla necesidad de disfrutar un aromático café. Y bueno, sin sumar la variedad de cafeteras y máquinas para preparar la bebida que ha puesto de moda consumirlo encapsulado, listo para elevar nuestros sentidos. Pero no solo eso, ahora debemos sumarle la variedad de empaques. Probé una taza de café expreso recién hecho en una cafetera Nespresso (también de un vecino, pero de oficina) en su presentación de cápsula ecológica y la verdad (lo siento amigos proambientalistas) me supo igual de rico que otro con empaque de vil plástico. Y si le comento a mi vecina, seguro comprará el más barato, no el más limpio, digo cuestión de presupuesto.

@lupitaromero

guadalupe.romero@milenio.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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