Un país con tanto problema con una sociedad dividida en tantos aspectos necesita una cirugía enorme.
El problema es que los cirujanos no tienen lentes y la miopía es enorme. Los gobernantes y entes de poder han abierto zanjas que, día a día, son más anchas y se multiplican.
Tres ejemplos de esto se dieron en menos de una semana
1.- Déjenos discriminar: Si hoy en día alguien nos dijera que en Washington habrá una manifestación en contra de los derechos de los afroamericanos, pensaríamos que los organizadores y asistentes son racistas, retrógradas, lejanos de la realidad.
Si las manifestaciones fueran no solo en Washington, sino en Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Miami, nos escandalizaría la forma en que un sector de la población piensa que el pasado es siempre el lugar más seguro.
El fin de semana, vivimos eso en Guadalajara, Puebla, Querétaro, Aguascalientes, Villahermosa y otras ciudades del territorio. Cientos de miles salieron a las calles sin saber a bien cuál era la causa, ya que no leyeron la iniciativa del presidente Peña y sus protestas eran, por decirlo suavemente, ignorantes o con una idea distorsionada de la realidad.
Los protestantes -algunos, llevados en camiones- tenían una vaga idea de que era la marcha. Muchos, de hecho, sabían a bien que el objetivo era disminuir derechos a un sector poblacional pese a que la propuesta fuera contraria a la Constitución, si es que sabían de ello.
Las redes sociales llevaron al extremo la discusión. Simpatizantes de la marcha exigían su derecho a la libertad de expresión. Exigían libertades para restringir otras. Presionaban para evitar que no se les criticara su opinión pese a ser contraria al bien común.
Porque, así como hay ciudadanos de primera y de segunda, lo mismo sucede con ciertos derechos.
2.- Ciudad feliz... o no tanto: Los informes de los diversos alcaldes han dejado ver visiones distintas de lo que es la metrópoli. De una con carencias a otra pujante. De una con aciertos a otra en competencia. A la mitad, un gobernador que ha sabido torear los egos de los ediles y, de paso, darle un espaldarazo a uno para enojar a otro. En la orilla, a propósito, están los ciudadanos, que continúan con carencias y dificultades en espera que, por fin, se vea el movimiento...naranja o de cualquier color.
3.- La tragedia vestida de gestor: Los mensajes que, en años anteriores, había desplegado el ex militar que ocasionó la tragedia del sábado dejaban ver a un personaje poco equilibrado. Alguien debería preguntar por qué nadie se había dado cuenta y por qué, aun hoy, son necesarias las figuras de gestores para solucionar asuntos judiciales.
Ejemplo claro que, aún aquí, la demagogia despacha a mitad de la calle.
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