Mientras veía los videos y las fotografías de los vagones del metro destruidos, mientras observaba escenas de la tragedia, Gil pensaba: desde el año de 1997 la Ciudad de México ha sido gobernada por la izquierda. No mejoraron estos años en la ciudad: la delincuencia organizada tomó posiciones irreductibles; la contaminación persistió y en muchos casos aumentó; la movilidad se convirtió en un caos a causa de plantones y manifestaciones; el transporte público, de mal en peor y al servicio del hampa; el agua inunda las calles y se seca en las tuberías; las colonias pobres, sin luz y sin agua; el ambulantaje enquistado en el crimen organizado, y el Sistema de Transporte Colectivo, Metro, no recibió un quinto para el mantenimiento de sus complejas instalaciones. Todos los que vivimos en esta sucursal del infierno sabemos que la ciudad pende de un hilo cada día.
Ayer, uno de esos hilos reventó en avenida Tláhuac, a la altura de la estación Olivos. Una trabe que sostenía las estructuras de la línea 12 del Metro se venció ante el peso de los vagones que circulaban con pasajeros a las 10 de la noche. Es dable suponer que regresaban a sus casas y que 24 de esas personas no volverán nunca, que hubo 70 heridos y 50 están en el hospital. Por desgracia, serán más las muertes.
Un tuit del mes de octubre del año 2020, hace seis meses, perturbó a Gamés: “Nos piden compartir: Aparentemente estructura del metro a la altura del Walmart San Lorenzo Tezonco se está desnivelando (se aprecia personal realizando las evaluaciones pertinentes)”. No evaluaron nada. Las autoridades no movieron un dedo.
La maldita Línea Dorada
La jefa de Gobierno insiste en hacer un peritaje. Con la noticia de que ya lo hicieron quienes tomaron las fotografías de la trabe rota en octubre. No gasten dinero. También afirma que llegará hasta el fondo de la investigación. No hay nada que investigar, ya están hasta el fondo, todos los actores políticos de esta obra macabra ocupan cargos en el gobierno federal. Desde luego Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard, autor principalísimo de la maldita Línea 12, la Línea Dorada, Mario Delgado, secretario de Finanzas de Ebrard cuando éste fue jefe de Gobierno, y el senador Miguel Ángel Mancera, ex jefe de Gobierno. Que se investiguen entre ellos y recuerden de paso si Cuauhtémoc Cárdenas le metió un peso al Metro o el mismísimo presidente Liópez Obrador cuando fue jefe de Gobierno.
Según su revista Proceso, “en el año de 2013 la ASF detectó irregularidades en la construcción y certificación de la Línea 12 del Metro durante la administración de Marcelo Ebrard así como en el proceso de entrega, recepción y mantenimiento en la de Miguel Mancera (…) Como parte del informe del resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública determinó que el entonces Gobierno del Distrito Federal incumplió disposiciones legales y normativas para comprobar y revisar que las obras de la Línea Dorada se realizaran correctamente (…) existieron omisión de trabajos, falta de instalación de equipos, obras inconclusas, certificación sin que concluyeran los trabajos, penalizaciones no cobradas, por lo que pidió a la Contraloría aplicar las sanciones correspondientes”.
La historia de la Línea 12: corrupción, ineptitud y crimen. Todos los sabían, nadie hizo nada. Ahora mal sin bien, ¿habrá responsables? ¿Llamarán a cuentas a las empresas privadas, les pedirán una explicación de los materiales con los cuales construyeron esa obra? ¿O simplemente todo esto pasará a la historia del neoliberalismo y de la prensa que deplora el Presidente de la República?
Todo es muy raro, caracho. Como diría Émile Cioran: “La sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos vivir en ella”.
Gil Gamés
gil.games@milenio.com
