Después de algunos días sin apariciones públicas, lo cual desató toda clase de rumores, Gil vio al Presidente atravesar un largo, larguísimo pasillo de Palacio Nacional. Durante doce minutos caminó y habló sin pausa. Liópez Obrador se recupera a buen paso. Por cierto, el lujo de los pasillos de la casa presidencial no son poca cosa, el museo ha sido remozado y arreglado para vivir en un paradójico Palacio, sí, un Palacio. En camino de su recuperación después de contagiarse de covid, nos enteramos de que la estrategia ante la pandemia catastrófica por la cual atraviesa el país será la misma, exactamente la misma que los encargados de la salud han ejecutado (la palabra trae doble sentido) desde hace un año.
Una vez más, el Presidente desautorizó a López-Gatell, quien ya había informado desde el confinamiento que se corregiría el tratamiento de la pandemia. Igual y no hablan mucho el jefe y el empleado, igual hablan y es lo mismo que si no hablaran. También nos enteramos de que Putin fue fraterno, así dijo el Presidente, y ofreció 24 millones de vacunas Sputnik V que aún no han sido sancionadas por la OMS. En resumen, el Presidente de la República viene de regreso.
Roger Bartra
Gilga lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Yanet Aguilar. Como parte de las lecturas de la Academia Mexicana de la Lengua, Roger Bartra leyó dos episodios de un ensayo político que publicará próximamente, en el cual aborda el tema de la posdemocracia, afirma Yanet Aguilar. Gamés leyó: “Los discursos agresivos del Presidente contra la prensa crítica y los intelectuales independientes son una señal que no augura nada bueno. Hay señales que muestran que el gobierno está dispuesto a recurrir a medidas autoritarias para apoyar su línea política y marginar a la oposición”. Gilga imagina que Bartra le llama “condición posdemocrática” al autoritarismo activo y al poder ejercido sin soporte institucional, sin elecciones, sin contrapesos, sin nada que no sea el poder desnudo. A Gil se le pone la gallina de carne nada más de pensar en esa posibilidad que cada vez parece menos potencia y más acto.
Oigan a Bartra con atención, pero antes necesitan un Tafil de .50 miligramos. “(Puede suceder en México) que el desconcierto acabe generando una tensión crítica que resulte en ocurrencias inesperadas e imprevisibles del Presidente y su grupo gobernante. Que la confusión acabe provocando un efecto paradójico, un poder impotente, es decir, una condición en la que el poder autoritario se mueve sin rumbo provocado por el desorden que reina en el gobierno y por la falta de salidas (…) un poder impotente puede generar tensiones peligrosas que abran vías y escapatorias insólitas sorprendentes; podrían impulsar las tendencias posdemocráticas que ya están presentes”. Gilga sudó frío, la verdad si lo dice Bartra es como para ponernos a temblar.
Movilidad en la ciudad
Gil no daba crédito y cobranza. Los muertos y los contagios en la Ciudad de México aumentaban y las autoridades dieron a conocer una noticia, una gran acción de gobierno: el endurecimiento de las sanciones para proteger a los ciclistas y los peatones. Ahora mal sin bien: ¿usted va a permitir que lo bajen de su coche, le quiten el cubrebocas y que un policía se le acerque con una pipeta y se la ponga en la boca y lo obligue a soplar para ver si ha bebido? ¿En qué cabeza cabe? Por eso estamos como estamos. Ya sabemos que Andrés Lajous, secretario de Movilidad, es un fanático de las bicicletas, y lo felicitamos, todos queremos más bicicletas, pero mejor informen qué ocurrió en el Metro y expliquen qué pasa que no se normaliza el transporte de los habitantes de la ciudad, que por cierto aún no son las bicicletas, Andrés.
Gamés se pone mal: que las autoridades hagan algo para traer oxígeno porque es de vida o muerte, que revisen hospitales hasta el tope y sin camas y ventiladores, que inspeccionen los crematorios, tardan hasta cuatro días en entregar las cenizas de un familiar muerto por covid, los panteones se han vuelto centros de contagio. Y ustedes dando la noticia de que se protegerá a los ciclistas y los peatones. Dos dedos de frente y cero solidaridad con las familias en desgracia.
Todo es muy raro, caracho, como diría Somerset Maugham: “Sólo una persona inepta rinde siempre al máximo de sus posibilidades”.
Gil s’en va
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