Política

El retiro de Biden

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“Por primera vez en su vida, Trump reza para ganar la Casa Blanca y aumentar sus posibilidades de evitar usar un uniforme naranja; necesita que los demócratas sigan los pasos equivocados en los próximos días”

El 9 de julio, James Carville, veterano de las campañas presidenciales demócratas, incluida la de Bill Clinton en 1992, y asesor de American Bridge, un súper PAC demócrata (Comité de Acción Política), escribió esto: “recuerden mis palabras: Joe Biden estará fuera de la contienda presidencial de 2024. Esté o no dispuesto a admitirlo. Su petición a los demócratas del Congreso para que lo respalden no unirá al partido en su apoyo. Biden dice que seguirá en la carrera, pero solo es cuestión de tiempo para que la presión demócrata y los sondeos públicos y privados lo lleven a abandonarla. Se acabó el juego, y cuanto antes lo acepten Biden y los líderes de su partido, mejor.

Carville insistió en un artículo publicado en The New York Times: “No podemos avanzar eligiendo a la vicepresidenta Kamala Harris o a cualquier otra persona como posible candidato demócrata. Tenemos que hacerlo de manera abierta; exactamente del modo contrario a como Donald Trump quiere que lo hagamos”.

Días después de que Carville escribiera esta pieza para el Times, Gil vio a Biden en un acto público desorientado, perdido, en busca de una silla imaginaria en la cual sentarse a reposar. Lean a Carville: “Por primera vez en su vida, Trump reza. Para ganar la Casa Blanca y aumentar sus posibilidades de evitar usar un uniforme naranja, necesita que los demócratas sigan los pasos equivocados en los próximos días: es decir, que parezcan amañar la nominación de un presidente en decadencia o de la vicepresidenta en ejercicio o de algún otro aparente heredero. Trump necesita poder escribir en mayúsculas publicaciones en redes sociales sobre los agentes del poder y los grandes donantes que lo arreglan todo. Necesita, en otras palabras, que los demócratas acaben por echarlo todo a perder”.

Nueva candidatura

Carville propone esto: “Vamos a nominar una nueva candidatura de forma muy democrática y novedosa, no en las trastiendas de Washington, D. C., o Chicago. Estamos en un momento en el que necesitamos ideas constructivas sobre cómo avanzar. El representante Jim Clyburn y el columnista de Opinión del Times Ezra Klein han hablado de unas miniprimarias demócratas, y a mí me gustaría desarrollar esa idea. Quiero que el Partido Demócrata celebre cuatro encuentros públicos históricos en lo que sucede la Convención Nacional Demócrata de agosto: uno en el sur, otro en el noreste, otro en el medio oeste y otro en el oeste. Podemos reclutar a las dos personas más obvias y cualificadas del mundo para facilitar debates a profundidad: Barack Obama y Bill Clinton.”.

Gil Gamés lo vio, en esos días y el plena conferencia de la OTAN, Biden presentó al presidene Zelensky de Ucrania como Valdimir Putin, y llamó a Kamala Harris vicepresidente Trump. Era cuestión de días, tramo en el que lo alcanzó el covid. El 21 de julio renunció a la candidatura.

¿Kamala?

Carville y su propuesta: “Yo aconsejaría a los presidentes 42 y 44 que seleccionen a ocho de los principales aspirantes entre quienes decidan presentarse, y que Harris recibiera, sin duda, una merecida invitación. Creo que la vicepresidenta sería una oponente formidable para Trump. Ha pasado los últimos cuatro años recorriendo el país y el mundo al servicio del pueblo estadounidense. Tiene una historia asombrosa, una que más gente debería conocer. Defendió a los estadounidenses de a pie frente a los grandes bancos. Encerró a depredadores sexuales. ¿Quieres al fiscal o al criminal? No es una mala pregunta para los estadunidenses este noviembre”.

“Los encuentros públicos mostrarán a los estadounidenses una perspectiva renovada de Harris y les presentarán a nuestra amplia banca de reserva de líderes inteligentes, dinámicos y con experiencia. Además, los delegados demócratas podrán interrogar y poner a prueba a estos líderes en reuniones públicas y privadas antes de la votación formal de todos los delegados en la convención demócrata.

¿Y nuestro oponente? ¿El que nació con una cuchara de plata pero sin brújula moral? ¿El mentiroso patológico? ¿El delincuente? ¿El depredador declarado responsable de abuso sexual? ¿El aspirante a dictador? ¿El adulador de Putin? A mí tampoco me preocupa.

Aunque mi amigo Rahm Emanuel suele llevarse el crédito, he oído más a menudo que es Winston Churchill de quien se dice que aconsejó esto: “Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie”. Un proceso superdemocrático —lo contrario de lo que harían Trump y sus secuaces del movimiento MAGA— es como vamos a honrar esa sabiduría en nuestro propio momento de “¿Prevalecerá la democracia?”.

Todo es muy raro, caracho, como diría, Balzac: “En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”.


Gil s’en va

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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