Política

Ando volando bajo

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Gil no se propondrá descabezar serpientes y matar endriagos. Prefiere tragarse un Tafil, un Advil para los dolores musculares y cavilar: México amanece en un nuevo régimen, o como dicen los poetas: qué madriza, la oposición ha quedado pulverizada. A veces lo inaudito ocurre, y esta vez ocurrió. Inaudito es lo nunca oído y Gil oyó los golpes de una elección en la cual, en el caso de que existiera un voto oculto, ese voto fue para Morena. Cosas de la vida democrática.

Elección

No quitemos el renglón del dedo, o como se diga, el 2 de junio ocurrió una elección a la cual el Presidente le metió mano hasta donde le dio la gana. Liópez dañó seriamente la equidad de la contienda. Le importaron poco las 50 medidas cautelares de un INE-tortuga. Coordinó a 26 mil promotores-compradores del voto pagados con recursos públicos, adelantó la campaña, cosa que luego hizo la oposición, chantajeó y amenazó con los programas sociales. Estos fueron algunos de los instrumentos con los cuales se destruyó la equidad del día de la elección, pero efectivamente, todo esto no explica el tamaño de la ventaja de Morena, la paliza descomunal. Con todos los instrumentos que otorga la democracia, el Presidente, Morena y todo el aparato estatal desmontarán, como ya lo han hecho, la joven democracia mexicana.

Electorado

Gil no olvida al personaje principal del 2 de junio, los electores. Ellos y sólo ellos, al final, han decidido otorgarle un amplio poder a una persona, un partido, a una banda decidida a derruir el país que miles de mexicanos construyeron. Oh, sí, con el perdón de los defensores del pueblo buenísimo. El electorado le ha dado a ese grupo un cheque en blanco. Ojala les vaya bien, este es el mejor deseo de Gilga, pero el camino que viene es una contraescarpa que no tiene otro fin que el autoritarismo, para no alarmar como la tía Eduviges con otras palabras.

Si Gil ha leído bien, Morena está muy cerca de obtener una mayoría calificada, esa que es capaz de modificar la Constitución. En el Senado le faltan tres o cuatro senadores, pero esos vendrán cuando Mario Delgado salga de compras. Voy por cuatro senadores y regreso. Ah, no fue necesario, aquí tenemos ya a tres priístas apuntados. Ese electorado será el responsable de lo que ocurra en México los próximos años, con la pena.

Claudia Sheinbaum

Miel sobre hojuelas, diría la extinta madre de Gil. Quienes pensaron, como Gamés, que las encuestas habían enloquecido y dejado (ido-ado) de ser un instrumento de conocimiento se equivocaron, de aquí a la luna. No somos nada: las encuestas más delirantes se quedaron cortas: 30 puntos, ¿cómo la ven? Sin albur. Sí, el porcentaje de la candidata de Morena ajustará su porcentaje hacia abajo a medida que el PREP avance, de acuerdo, pero, están viendo y no ven.

El mapa político: Morena 23 estados, PAN 4, MC 2, PRI 2, PVEM 1. Así quedó México. Y Gil se pone de pie y camina sobre la duela de cedro blanco del amplísimo estudio: este dominio pondría a pensar a cualquier observador en la fibra democrática mexicana.

El primer mensaje de la presidenta Sheinbaum fue mesurado, pero Gilga se permite dudar de su veracidad. Un verano no hace golondrinas negociadoras.

Xóchitl Gálvez

Gilga tiene la impresión de que Xóchitl Gálvez logró más, mucho más de lo que habría logrado la coalición con otra candidata. Gil deja de caminar y apunta con el dedo flamígero: con esos dirigentes no llegan ni a Chalma. ¿Nadie pudo convencer al señor Moreno de que salir con una camisa roja y el nombre de Alito en grandes letras es una ofensa? ¿Nadie persuadió a Marko Cortés de que salir envuelto en una nube triunfalista terminaría en el ridículo? Y Zambrano, rayos, qué pena. En cambio Xóchitl, si quitamos sus inexplicables tuits nocturnos, se presentó sensata, natural y firme, una demócrata. Ella, como dicen los columnistas de fuste y fusta, es un activo en el extraño y oscuro porvenir de la vida pública mexicana.

Mario Delgado

Desde hace tiempo, Mario Delgado se ha convertido en un bravucón de taberna. No era ese político pendenciero hace años, ahora está más cerca de Fernández Noroña que de sí mismo. El éxito enloquece a los que tienen poca resistencia a la codicia. Con la ventaja que ya traía en el costal, Delgado dio una lección de vileza y poca educación política. Y Gil oyó esto en un pasillo: atásquense ahora que hay lodo.

Todo es muy raro, caracho, como diría Alberto Moravia: “Curiosamente, los votantes no se hacen responsables de los fracasos del gobierno que han votado”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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