Diversas lecturas dejaron los resultados de la revocación de mandato, para MORENA son buenos y para la oposición demuestran que la simpatía de la ciudadanía para con el presidente López Obrador decreció.
La participación ciudadana para este ejercicio fue de 17.7%, una participación baja si consideramos que en la elección intermedia de 2021 fue de 52%.
Entre 90.3% y 91.4% de los que votaron lo hicieron a favor de que el presidente continúe en el poder.
Las actas computadas por el INE arrojan que fueron 16 millones 502 mil mexicanos los que votaron el domingo pasado.
Desde la óptica de los morenistas los resultados del pasado proceso de revocación de mandato fueron más que favorables.
A pesar de que la participación ciudadana no fue como se esperaba los resultados permiten ver que el voto duro del partido guinda está presente y que es un voto que no cambiará, al menos mientras López Obrador siga al frente del ejecutivo federal; MORENA más que tener un voto duro per se tiene un voto duro obradorista.
El voto obradorista no necesariamente se extrapolará en votos a favor de los candidatos morenistas en las próximas elecciones de 2022.
Un dato para recalcar es que una parte importante del electorado (voto duro) morenista fue a votar por voluntad propia, a diferencia del voto duro de los partidos tradicionales el cual se da por movilización y/o acarreo.
Estos resultados legitiman al presidente López Obrador ante su electorado, además comprueban que su sola figura puede movilizar a colectivos de individuos movilizados y organizados.
Mario Delgado y la nomenclatura morenista están contentos, sin embargo, no pueden confiarse y pensar que para 2024 MORENA retendrá el ejecutivo federal, la fuerza de MORENA radica en el poder del presidente López Obrador, sin él el partido no tendría directriz y brújula hacia dónde ir.
Por su parte, la oposición desde un inicio vio la revocación de mandato como un ejercicio poco democrático y sin importancia en virtud de que solo era un mecanismo utilizado por el presidente López Obrador para beneficio propio y de su partido con la finalidad de preparar la batalla para las próximas contiendas electorales de 2022, 2023 y 2024, y no como un ejercicio democrático.
Además, no se alcanzó el 40 % de participación ciudadana que mandata la Constitución para que los resultados de este instrumento de participación ciudadana sean vinculantes, lo que, de acuerdo con la oposición, demuestra que el presidente López Obrador está perdiendo fuerza.
Los treinta millones de votos de 2018 ahora se convirtieron en 16 millones.
La pregunta que analistas y columnistas de la política nacional se hacen estos días es la siguiente:
¿Los votos del domingo pasado son el techo electoral de MORENA y el presidente, o bien, representan solo el voto duro movilizado?
En conclusión, los resultados del pasado domingo evidencian, como mencioné líneas arriba, que la fuerza de MORENA radica en la fuerza del presidente.