La democracia liberal occidental enfrenta una creciente crisis de confianza, como lo muestran varios estudios recientes.
En México, según una encuesta del Grupo de Economistas y Asociados (GEA) e Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA), el 46% de los ciudadanos expresa su descontento con la democracia.
En Estados Unidos, datos del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press-NORC revelan que solo 30% de los estadounidenses confía en su democracia.
Además, una investigación (2023) de la organización internacional Open Society indica que el 42% de los jóvenes de entre 18 y 36 años en todo el mundo considera que una dictadura militar es el mejor régimen político, mientras que el 35% prefiere un régimen civil autoritario, sin división de poderes ni parlamento.
La crisis de la democracia occidental se debe a una serie de factores económicos, políticos y sociales.
Existe una falta de credibilidad en las instituciones democráticas, con una comunicación deficiente entre gobernantes y gobernados.
Los partidos políticos a menudo buscan el poder para ejercer control y dominación en lugar de representar los intereses de la mayoría de la población.
Además, la democracia económica es escasa, ya que el poder político está influenciado en gran medida por los grandes capitales, priorizando los intereses privados sobre el bienestar público y contribuyendo a una creciente desigualdad entre ricos y pobres.
El orden mundial occidental sigue rigiéndose por normas e instituciones anacrónicas a los tiempos actuales, he ahí el porqué la debilidad y crisis de los gobiernos de Occidente, ven al mundo desde una óptica obsoleta.
Los países habitan dentro de un orden internacional, dentro de ese orden internacional el concepto de democracia es distinto para cada país, grupo étnico, ciudadanía. ¿La democracia occidental es la única forma válida de concebir la democracia per se?
Por ejemplo, se dice en los medios de comunicación de Occidente que China por estar bajo el gobierno de un partido único es una “dictadura”, sin embargo, esa dictadura sacó a más de 600 millones de personas de la pobreza en 40 años.
Ningún gobierno occidental liberal ha podido sacar, en proporción de sus habitantes, al 75% de su población de la pobreza, como así lo hizo China.
Esa “dictadura” dota de autonomía política a sus provincias y territorios étnicos, cuando en México los estados muchas veces están a merced de los gobiernos federales.
¿Es mejor una democracia occidental donde se reparten el poder unos pocos, la élite, sin que se separe el poder económico del político? O ¿Vivir bajo el régimen de partido único, pero en donde existe una democracia económica?
Los datos ahí están, China pasó de ser un país pobre a ser un país desarrollado en 40 años, la clase media china aumenta día con día, así como su calidad de vida.
El desarrollo tecnológico y científico son políticas de Estado que han llevado al gigante asiático al desarrollo económico.
Las democracias de Occidente y sus regímenes de partidos necesitan reconceptualizar los valores y normas sobre cómo debe ser la democracia.