Uno de los problemas que más nos complican la existencia, es la dificultad para poner límites en nuestras relaciones. Así como hay personas sumamente intolerantes, también existe el extremo opuesto: personas sumamente permisivas, a quienes se les dificulta marcar un alto a quienes las lastiman, y toleran abusos e injusticias por miedo a perder la aprobación de los demás y por el deterioro grave de su autoestima.
Hemos sido educados desde niños para sentirnos culpables y egoístas cuando anteponemos nuestras necesidades a las de otra persona. Pero en realidad solo se trata de tener amor propio. Cuando decimos que “NO”, nos sentimos culpables; inconscientemente creemos que no tenemos derecho a pensar en nosotros mismos. Poner límites ante las cosas que nos lastiman de otros, puede llegar a parecernos un imposible cuando sentimos un miedo terrible al abandono. Hay parejas en donde uno de ellos puede pasar años soportando niveles increíbles de sufrimiento, pues desde las profundidades de su mente, tiene la certeza de que no merecería encontrarse con otra persona mejor. Los problemas con la autoestima llegan al extremo de pensar que incluso merecemos esa vida deprimente, que quizá tenemos la culpa o algo hicimos muy mal.
Muchas de las situaciones de abuso y maltrato en pareja, en la familia, amistades o trabajo, van a requerir forzosamente de ayuda psicológica profesional para poder salir de esos círculos humillantes y destructivos. Si aún no llegamos a eso, necesitamos entonces definir nuestros asuntos “no negociables”. Esto significa clarificar en nuestras creencias, aquellas situaciones a las cuales por ningún motivo, queremos permitir ni tolerar. Los “no negociables” tienen que ser líneas trazadas de una manera tajante y clara. Y cuando los conflictos con cualquier persona apenas están dando comienzo, es momento de hablar acerca de esos límites. No se trata de que las personas los entiendan o estén de acuerdo; se trata de que nosotros estemos absolutamente convencidos y dispuestos a conservar esas líneas de autoprotección, de amor propio y de integridad personal. Y por supuesto respetarlas en las acciones y no solo en los conceptos.
