¿Cómo duerme tranquilo un padre de familia, cuando se entera que su hijo o hija presenció una pelea entre dos de sus compañeras en la secundaria y solo se quedó cruzado de brazos o incluso se puso a grabar las agresiones? ¿De verdad piensa que es una mejor persona porque no fue él o ella quien estaba golpeando a alguien?
¿En serio no se da cuenta una madre de su terrible fracaso, cuando su hijo no muestra la mínima sensibilidad ante el dolor ajeno?
¿No es capaz un padre de darse cuenta del pésimo trabajo que está haciendo al no haberle transmitido a su hijo el sentido de la integridad personal?
¿No sienten el mínimo remordimiento de ver crecer a sus hijos con atole en las venas y una absoluta falta de empatía hacia sus semejantes?
¿En serio piensa que su hijo o hija es una mejor persona que las chicas que se golpearon entre sí?
Sabemos hasta el cansancio que las condiciones deprimentes en que vive nuestra sociedad, no es por culpa de los malos, sino por la indiferencia de quienes nos creemos “buenos”.
Y lo más preocupante es que ese adolescente indiferente se multiplica por cientos. Porque son muchísimos los jóvenes que solo se dedican a grabar y a impulsar a los participantes de las peleas para que se lastimen con mayor brutalidad. Les provoca risa ver correr la sangre. Les parece gracioso ver un cráneo abierto y sangrante y les parece cómico que sus compañeros terminen con fracturas graves.
Ese es el panorama de podredumbre moral de las nuevas generaciones. Tenemos estudiando asesinos despiadados en escuelas primarias, secundarias y preparatorias.
Un alumno que llega a secundaria y preparatoria con estos niveles de insensibilidad, sin duda es un fracaso ya como ser humano. Si en los 9 o 12 años que lleva estudiando, no ha sido capaz de conmoverse ante el abuso y la violencia, ya no se conmoverá nunca. Sus padres están gastando dinero de una manera vergonzosa. Y falló también la escuela en la transmisión de valores complementarios a la tarea de la familia.
Cuando las dos instituciones formativas más importantes han fracasado en su misión más elemental, las consecuencias lógicas crean un gobierno fallido. He ahí el porqué estamos como estamos.
