Con el tiempo, la manera en que la vida te muestra las cosas que en verdad importan, se vuelve más cruda. Los cabellos blancos y los brazos flaquitos de la gente que amas, te despiertan y te cobran la cuenta, de saber que los años se los están llevando.
Con el tiempo comienzas a lamentar los tantos momentos perdidos. Sus pasos son cada vez más lentos; pero sus días se pasan cada vez más rápido.
Con el tiempo, la cama de un hospital te estampa en la cara tus malos modos, con esas personitas frágiles, cuya salud se marcha al igual que el otrora brillo en su mirada.
Ahora sí tienes tiempo de mirarlos. Ahora sí quisieras escucharlos con toda la calma del mundo, pero su voz ha empezado a apagarse. Y ya casi no los oyes.
Y ahora, a ti te sobra la atención y el tiempo, y te falta dónde echar la angustia. ¿Por qué antes nunca alcanzaba el tiempo?
Con el tiempo, concluyes que darías todo lo que tienes, por volver a escuchar sus historias que antes te cansaban.
Pero nada ha de devolverte lo que el calendario devoró a su paso. Ahora dices que darías tu vida entera, a cambio de su salud y su fuerza, pero antes, la soledad se los fue comiendo. Porque la prisa y las ocupaciones te consumían a ti.
Nos esclaviza las agendas y, sin saber cómo, de pronto estamos más llenos de cosas que de personas. Tenemos una
dificultad enorme con eso de aprender a equilibrar nuestra escala de prioridades.
El ser, hacer y tener nos confunde y nos perdemos en cosas que no importan y que no trascienden.
Con el tiempo, entendemos que aquellas manías que tanto nos desesperaban de nuestros seres queridos, son justo las cosas que más extrañamos.
Y daríamos lo que fuera por seguirlas escuchando. Y si el tiempo volviera atrás seríamos más empáticos. Detente ya. Perseguir afuera el sentido de la vida, es una rotunda equivocación que se paga con muchas lágrimas. Ámalos ahora. Abrázalos ahora. Búscalos ahora.
Cuando la gente se marcha y estuvimos ahí para ellos, la nostalgia se vuelve más llevadera. Cuando la culpa y el autorreproche por haber desperdiciado el tiempo prevalecen, la nostalgia y los duelos se vuelven inacabables.
Con el tiempo... descubres que eso es lo que menos tienes: tiempo.