Política

López: ficción y farsa

  • Columna de Frank Lozano
  • López: ficción y farsa
  • Frank Lozano

López ha hecho de su presidencia un género literario. La ficción se ha convertido en el eje que mueve su gobierno. Lejanos se ven aquellos días en los que se exaltaba el ejercicio de comunicación de la mañanera como un experimento innovador que rediseñaría la manera en la que el gobierno se comunica con los ciudadanos.

No se equivocaron, la mañanera ha roto cualquier modelo previo de comunicación, el problema es, que lejos de fortalecer el acceso a la información y crear, lo que tramposamente el presidente llama, un diálogo circular, se ha convertido en un espacio para el dislate, la polarización, la mentira, la denostación y la propaganda basada, no en datos, sino en narrativas y consignas.

Hoy podemos afirmar que se informa a borbotones. El presidente madruga y le destina de dos a tres horas al día a hablarle a la nación. Pero ¿qué nos dice? Que los datos que no coincidan con sus historias, son falsos y por tanto, no cuentan. Que los periodistas que ejercen su oficio, lo atacan, son simuladores, corruptos y son sus adversarios. Que los temas más apremiantes para el país, ni pintan.

Hoy México es más seguro, todos tienen acceso a la salud, no hay niños sin tratamientos contra el cáncer, se apoya más que nunca a la ciencia, tecnología y cultura. Hoy, la economía crece y las empresas paraestatales no pierden cientos de miles de millones de pesos. Hoy se han presentado denuncias por la corrupción en el NAIM, por la corrupción en más de 40 fideicomisos, hoy hay juicios abiertos contra los corruptos y perversos expresidentes.

Hoy, ningún familiar del presidente (léase sus hermanos Pío, Martín, Felipa Obrador y demás) ostentan lujos, no reciben dinero en efectivo, no lucran con contratos gubernamentales, ni tienen influencia contratistas de Pemex o en las consesiones al grupo Vidanta.

Hoy ningún miembro del gabinete está manchado por escándalos de corrupción porque, no son iguales. Y entonces, Ana Gabriela Guevara, Manuel Bartlett, Santiago Nieto, Julio Scherer, ríen a carcajadas.

Además, hace dos años que México domó la pandemia, murieron, como lo afirmó el científico López Gatell, a lo mucho, sesenta mil mexicanos. Se desterró la oscura práctica del huachicol. Desde el primero día, los narcotraficantes cambiaron las armas por tractores. En los primeros seis meses de su gobierno el ejército volvió a los cuarteles y el precio de la gasolina está en 10 pesos.

Y mientras eso se dice, el presidente no se toma la molestia de tocar los grandes problemas que tiene el país, ¿cuándo le exigirá al gobierno de Austria que nos regresen el penacho de Moctezuma? ¿Cuándo le exigirá a la corona española, no solo una disculpa, sino la reparación del agravio que significó su terrible presencia en el territorio nacional hace quinientos años? ¿cuándo demonios va a tocar el tema del avión presidencial? ¿cuándo le destinará unos minutos de su tiempo a practicar béisbol? ¿cuándo pondrá orden en el INE?

No sorprende la capacidad del presidente para imaginar dislates, ni que su movimiento se nutra de ellos para mantener la polarización y las cortinas de humo. Sorprende que una porción del país siga sin darse cuenta de la farsa.

Frank Lozano

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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