Política

La España que viene

  • Columna de Frank Lozano
  • La España que viene
  • Frank Lozano

A la memoria de Luis González de Alba


Mariano Rajoy pasará a la historia como el tonto que fragmentó a España y de paso, liberó a Cataluña. Su torpeza política desencadenó uno de los episodios más oscuros en la historia moderna de la nación ibérica.

Antepuso el discurso de la ilegalidad del referéndum, al de una España unida, y al de un proyecto de nación donde todos caben, y en que podía haber un futuro juntos. Desconoció la naturaleza y códigos de su interlocutor. Para el separatista, las razones legales son sinrazones, su discurso apela a la emoción, no a la ley; apela a un destino propio; lo mueve un imperativo histórico y moral.

En las vísperas, Rajoy pudo jugar con eso a su favor, pero optó por ignorar la historia, evadir la presión y pertrecharse en su estrategia. Durante la jornada de votación, usó la fuerza pública para reprimir y reventar la participación. A partir de ese punto, cualquier cosa que Rajoy diga, lleva el estigma del represor; su palabra ha perdido valor, ya no habla un representante de todos los españoles, habla un fascista. La represión marca el final de la política y peor aún, el de la unidad. La unidad de una nación no se conserva a macanazos.

Al reprimir, Rajoy les puso en bandeja de plata a sus adversarios la oportunidad de legitimar sus aspiraciones y su discurso. Si, por el contrario, Rajoy hubiese optado por la vía política, habría llevado a su terreno el juego. En primer lugar, estableciendo un porcentaje alto del sí. Con esa simple jugada, negociada en la mesa, posiblemente habría ganado. Por una parte, reconociendo la agenda de un número importante de ciudadanos catalanes y por la otra, pasando a la historia como un demócrata. Habría cumplido su propósito de darle legalidad al referéndum y dejar que los votos libres hablaran en las urnas. No lo hizo.

Ahora España entrará a una época de debilidad institucional sin precedentes. La energía del Estado, se volcará en revertir por todas las vías lo sucedido ayer domingo. Apelará a las fuerzas políticas de España. Buscará la mediación de tribunales internacionales. Buscará, ahora sí, hacer política con el gobierno regional catalán. Pero su gobierno no tendrá la fuerza moral para encabezar el esfuerzo. La única salida, además de la renuncia de Rajoy, será la reposición del ejercicio, ahora sí, apegado a derecho.

Mientras tanto, la España que viene, sufrirá días terribles. Herida, fragmentada y sin liderazgos. A merced de discursos populistas y sirviendo involuntariamente a agendas geopolíticas no del todo claras.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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