El próximo 4 de junio es un día clave en el futuro de Coahuila, nunca antes estas elecciones fueron tan importantes.
Gane quien gane, ya estamos hartos de ser la burla de México, efectivamente como algunos políticos lo dijeron, ya queremos darle vuelta a la página, pero del nepotismo, de los saqueos a las arcas públicas, de la impunidad, de la corrupción, del tráfico de influencias, de las macro deudas con obscuros fines, de tirar a la basura más de veinte mil millones de pesos solo de intereses de esa deuda. Estamos cansados de los deficientes o nulos servicios públicos, de falta de medicinas en los hospitales, estamos hartos de préstamos y más préstamos, y que decir de las empresas fantasma que nadie investiga, de obras públicas sin consenso social ni justificación socioeconómica, como el tan mentado teleférico y que decir del jugoso contrato del alumbrado público, que a nadie tiene satisfecho.
También estamos hartos de la nula separación de poderes, de la inseguridad, de las fugas en los penales, de las masacres como la de Allende, donde desaparecieron aprox. 300 personas y nos enteramos años después, de las amenazas a ciudadanos que piden información; la seguridad no puede ser moneda de cambio.
Estamos hartos de la criminal compra de los ciudadanos menos favorecidos por motivo electoral, con el delictivo dispendio de dinero público, en conciertos, tinacos, despensas y tarjetas, etc. como soborno social.
Coahuila es el hazme reír de los intelectuales nacionales, que expresan sus burlas en editoriales en los diversos medios de comunicación del país, también somos el hazme reír de las autoridades de Texas, donde felices están decomisando dinero robado de Coahuila, que nuestras autoridades no quieren o no pueden reclamar.
Estamos hartos de la complacencia y silencio de las autoridades federales, de quienes se sospecha fueron favorecidos con recursos Coahuilenses, que ven todo lo anterior y voltean la vista a otro lado.
Gane quien gane, es hora de despertar hacia una democracia real del siglo XXI, hacia un desarrollo social y económico equilibrado, administrado por las manos limpias de servidores públicos honestos, eficientes y transparentes. ¿Será mucho pedir?
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