Cultura

29º tour de cine francés: reconfiguraciones en clave femenina

Un par de mujeres cuyas vidas cambian por sucesos imprevistos que las mueven de las lógicas en las cuales acostumbraban desarrollarse. Con ideas feministas que aplican en sus respectivas épocas, ámbitos y actividades, terminan por establecer conexiones emocionales que no parecían estar en su horizonte relacional, sumándose a pequeñas comunidades ya sea familiares o vecinales de las que terminan siendo parte sustantiva, a pesar de su inicial posición marginal.

Reconfiguración familiar

En Los lazos que unen (L’attachement, Francia-Bélgica, 2024), basada en la novela la intimidad de Alice Ferney, una mujer en apariencia felizmente solitaria, dedicada a su librería de corte feminista (Valeria Bruni Tedeschi, paciente), se ve envuelta con la pareja que vive enfrente cuando le pide que cuide a su hijo (Cesar Botti) mientras se van al hospital para el nacimiento de su bebé. Primero con dificultades pero poco a poco conectando con el pequeño, la vecina se empieza a involucrar afectivamente con él, sobre todo cuando su madre muere en el parto y sólo regresa el padre (Pio Marmaï, atribulado) con la recién nacida: así se empieza a entretejer una reconfiguración familiar de particular naturaleza en la que se involucran diversos personajes como la suegra y la nueva novia pediatra (Vimala Pons, entusiasta) del padre soltero, la familia de la protagonista y el progenitor del niño (Raphaël Quenard, comprensivo).

Carine Tardieu (Los jóvenes amantes, 2021; Quiero estar seguro, 2017); coescribe y dirige con sensibilidad este drama con tintes de comedia, construyendo personajes cercanos y auténticos que eluden los estereotipos, bien interpretados por el cuadro actoral, con momentos de contenida emotividad, confusión afectiva y resoluciones difíciles en términos relacionales pero siempre sinceras, como se advierten en los diálogos escritos con imaginación -si bien algunas líneas del niño se adultifican- y situaciones desplegadas con fluidez, gracias a una edición oportuna que organiza el relato según la edad de la bebé y una fotografía funcional que se acompaña de un emotivo score de Eric Slabiak. La vecina, como ella misma se autonombra, se redescubre en relación con el vecino y sus hijos como una figura de soporte práctico y, sobre todo, emocional.

Reconfiguración vocacional

Una mujer fuerte y decidida (Alexandra Lamy, congruente) es enviada a un pueblo en la Francia de finales del siglo XIX para instaurar una escuela que responda a las leyes de Jules Ferry en cuanto a que sea una institución laica, gratuita y obligatoria, acorde con los principios del gobierno republicano. El recibimiento, sin embargo, resulta frío y distante, cargado de escepticismo en torno a la funcionalidad de la institución escolar, considerando que las y los niños cumplen con labores en el campo y en las casas. El alcalde (Grégory Gadebois, cambiante) le brinda apenas un techo en el establo junto a su casa y de inicio no parece muy convencido de la idea, si bien su vieja madre interviene para intentar apoyar a la recién llegada en su misión educativa, mientras convive con el cartero, el rechazo de algunas mujeres y la confrontación directa de algún campesino cargado de frustración.

Escrita y dirigida por Éric Besnard (Delicioso, 2021; La magia de los sentidos, 2015), La maestra Violet (Francia, 2024) plantea las dificultades de la expansión de un sistema educativo que se pretende nacional, ante las grandes diferencias contextuales y culturales entre la ciudad y el campo, así como con las formas de pensar y actuar de los distintos grupos sociales, incluyendo las creencias religiosas -esos diálogos de la protagonista con el cura- y de los roles que se deben cumplir en la familia, según la edad y el sexo. Con fotografía preciosista, de pronto recordando las pinturas de Jean-François Millet y capturando tanto el paso de las estaciones en el campo, cual ciclo vital reflejado en los personajes, como los interiores de las modestas viviendas, la cinta se acompaña por alguna pieza musical diegética y un score discreto y oportuno.

Tras haber formado parte de los grupos rebeldes asociados a la Comuna de París, la ahora maestra, quien cambió las bombas por los pizarrones, cree firmemente en el poder de la educación como vehículo para la transformación social, al tiempo que se empieza a cuestionar hasta dónde uno sólo enseña en lo que cree y hasta dónde se promueve el pensamiento crítico: el choque con una realidad desconocida para ella que en principio la coloca en una falsa posición de superioridad moral e intelectual, le va brindando ciertas lecciones acerca de la posibilidad de cambiar, de la dificultad que implica llevar adelante los ideales y de la necesidad de comprender primero, para después incidir desde la propia credibilidad, así como con la capacidad de conservar las convicciones y al mismo tiempo aprender de los demás y del entorno.


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Fernando Cuevas
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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