En una columna anterior comenté que el inicio del año es una buena oportunidad para que revises a profundidad tus estados financieros y las cuentas que los integran. A finales de 2018 analicé algunos estados financieros de diferentes empresas y la constante que encontré es que no tienen registrado adecuadamente al pasivo laboral. Más grave aún, la mayoría de estas empresas se encuentran dictaminadas y los auditores externos simplemente hicieron una recomendación en su informe “que se aplique la Norma de Información Financiera (NIF) D-3”. Me parece que esto es muy delicado, ya que los gastos de indemnización representan un costo muy elevado para todas las empresas mexicanas, sin importar el tamaño. No registrar lo que señala la NIF D-3 es un error y un engaño en la determinación de la utilidad neta, que al estar inflada te puede llevar a tomar decisiones equivocadas, como el reparto de dividendos. El objetivo fundamental de la contabilidad financiera (CF) es determinar la utilidad neta (ingresos menos costos y gastos) en un periodo contable (año, trimestre o mes).
La intención de la CF es ser lo más justa posible al enfrentar los ingresos de un ejercicio con los gastos y costos que ayudaron a generar dichos ingresos en ese mismo ejercicio, reconociendo en todo momento que los gastos se registran cuando se conocen y los ingresos cuando se realizan. Entonces, ¿por qué no se hace? Queda claro para todos que desde el momento en que contratas a un colaborador sabes que estás adquiriendo una serie de obligaciones laborales; es también una realidad que en un punto de la relación laboral, el empleado se retirará de la empresa y lo tendrás que indemnizar de acuerdo a lo que marca la Ley Federal del Trabajo. En todos los casos esto significará un gasto muy fuerte. Hace unos días, un empresario me comentó que su negocio sufrirá una pérdida cuantiosa en 2019 debido a que tuvo que indemnizar a doce trabajadores y no tenía registrado el pasivo laboral. De haber cumplido con lo señalado en la NIF D-3, los gastos de las indemnizaciones se hubieran ido al pasivo. ¿Qué hacer? En primera instancia, contratar los servicios de un profesional para que te haga un estudio actuarial sobre el pasivo contingente. Un estudio de éstos no es algo costoso y las ventajas pueden ser muchas. No lo pospongas más, hazlo un propósito para 2020. Es simple, si no hubiera beneficios considerables para las empresas no se hubiera elaborado la norma. ¿Qué opinas al respecto?
Federico D’Kuba es profesor del IPADE Business School