Lo honorable del Premio Nobel de Literatura queda en duda tras varias ceremonias. Originalmente otorgado por la Academia Sueca a una trayectoria que ameritaba reconocer, ahora parece obsequiarse para advertir que alguien escribe, como Louise Glück (1943), última poeta estadunidense galardonada.
La crisis sanitaria dificulta acceder a ediciones novedosas, implica ordenarlas en línea, visitar librerías donde quizás ni siquiera tengan el texto elegido o leer digitalmente. Para adquirir algo de Glück lo inmediato es un epub, también hay sitios web con formatos gratuitos que compilan material.
Aquellos que comprenden inglés salvan un obstáculo, porque su obra traducida al español difícilmente (en México) puede encontrarse, lo que suscita considerar arbitrario premiar a alguien cuyos libros son inaccesibles. En recopilaciones de poemas online principalmente habla del cuerpo, utiliza el miedo como figura retórica, menciona deidades, surgen historias, cuenta algo, hallamos lo fundamental.
Como informa la editorial española Pre-textos, que le ha publicado poesía, Glück (miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras) da clases en el Williams College: posee vocación. No es prolífica; sin embargo, hay una calidad indiscutible que puede advertirse. La manera de encontrar nuevas lecturas se logra únicamente leyendo, los autores conducen hacia otros aunque abarcarlo todo, además de pretencioso, parece imposible. Descubrir amerita emoción cuando el talento resulta evidente.
El caso de Glück no es aislado: la mayoría de candidatos al Nobel poseía un nombre poco común. Leerla apremia a quienes desconocíamos lo que publica. ¿Qué criterio convierte al escritor en digno de vanagloriarse? ¿Qué alabamos? “Solo es preciso dejar que suceda”, aconseja ella misma.
Poemas de Louise Glück: http://amediavoz.com/gluck.html