Política

De Tlatelolco a Palacio

Creyeron que aquello de “2 de octubre no se olvida” era solo una consigna.

Pensaron que a quien no mataban con plomo podían silenciarlo o volverlo suyo con plata. Acostumbrados a mirarse en el espejo, se convencieron de que los ideales y las convicciones quedarían sepultados bajo años de calumnias y mentiras.

Ante el desgaste del que fuera por décadas el “partido en el gobierno” concibieron el bipartidismo como la “coartada democrática” que les permitiría seguir sometiendo y saqueando al país.

Apostaron, para perpetuarse en el poder, a fomentar la ignorancia y la inconsciencia colectivas y para garantizarlas se valieron de un aparato mediático que el propio Joseph Goebbels habría envidiado.

No fueron capaces de imaginar cómo esos ideales de justicia, democracia y libertad de las y los estudiantes del 68 se hilvanaban con los ideales y demandas de las y los médicos, los ferrocarrileros, los campesinos, los obreros e incluso con los de aquellas y aquellos que tomaron las armas en Chihuahua, Nuevo León y Guerrero.

Y si no supieron ver hacia el pasado, menos fueron capaces de prever el futuro. No advirtieron el potencial subversivo que tendría la fusión que se produjo, 20 años después de Tlatelolco, entre la Corriente Democrática, los partidos de la izquierda tradicional, los nuevos movimientos estudiantiles y un amplio caudal de movimientos emergentes.

Mientras los antiguos adversarios, tomados de la mano, se vendían a Washington, se robaban o compraban la Presidencia y perpetraban crímenes de lesa humanidad se gestaba el movimiento que, a punta de votos, terminaría echándolos del poder.

De la reivindicación de la grandeza cultural de nuestro país. Del rescate de la dignidad que le había sido arrebatada a nuestro pueblo. De la reivindicación de las tres grandes transformaciones sociales de nuestra historia.

Nutriéndose de esos mismos ideales que el régimen autoritario creyó haber sepultado vino la cuarta transformación.

Y dentro de esa revolución única en la historia que en 2018 triunfó pacífica y democráticamente con Andrés Manuel López Obrador, en 2024 se produjo una nueva revolución aún más radical.

Si las y los conservadores, que reivindican a Cortés y a Iturbide mientras traicionan como Santa Anna y planean asonadas como Huerta, a la primera revolución no la vieron venir, a la segunda insurrección cívica no la aceptan ni la entienden.

Claudia Sheinbaum Pardo, una mujer que ha luchado toda su vida, una universitaria, entreteje con inteligencia, dignidad y firmeza los hilos que hoy unen de nuevo a Tlatelolco con Palacio Nacional.

Así hereda, preserva, cuida, garantiza, como la primera presidenta de la República, que se cumplan los ideales de ayer, los anhelos de hoy y de siempre. No llegó sola; no estará sola en esa lucha jamás.

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Epigmenio Ibarra
  • Epigmenio Ibarra
  • Periodista y productor. Fundador de la prodcutora Argos. Corresponsal de guerra entre 1980 y 1990 / Escribe todos los miércoles su columna "Itinerarios"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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