Poco imaginaron los civilizadores del septentrión mexicano, como los Urdiñola o los Espinoza, la gran gesta que iniciaría tras la fundación oficial del pueblo de Santa María de las Parras, bajo Real Cédula de Felipe II, luego que sembraron y recogieron el fruto de las primeras vitis vinífera a la sombra de la recién bautizada Sierra de los Pirineos en 1594.
En esta ocasión la historia se repite para bien y en nuevas páginas doradas luego que un vino lagunero, hecho con las mejores cepas provenientes de la añeja Parras, ha logrado conquistar un galardón nada menos que en Bélgica—cuna de Carlos V y antiguo Ducado de Flandes—al ganar la Medalla de Plata en el Concours Mondial de Bruxelles, por encima de otros vinos mexicanos y extranjeros, con el Blend producido por la Casa vinícola Cuatro Ángeles; un vino de cariz y excelencia tales que no le pide nada a los producidos a ambos lados del Atlántico: tanto en el Valle de Guadalupe, Napa o el Valle de Santiago como en Cádiz, Málaga, Huelva o Jerez de la Frontera.
Como guardianes de una tradición multicentenaria, preservada con gran maestranza gracias a la suma de la experiencia y el estudio, Bodegas Cuatro Ángeles—la primer casa de vinos fundada en Torreón, Coahuila—no solo reivindica el prestigio de la Comarca Lagunera como cuna de la vitivinicultura en América; también evoca tiempos de bonanza como no se han visto desde que la legendaria Vinícola El Vergel produjo la última botella de vino en Gómez Palacio, Durango (a finales de la década de los ochenta, cuando la competencia desleal extranjera y los malos manejos la llevaron a la venta y posterior quiebra definitiva) cerrando un capítulo en la historia regional y nacional que parecía poner punto final y que ahora, gracias al trabajo y al esmero de Don Ángel Morales Morales y el Dr. Ángel Fidel Morales Salazar se ha empezado a reescribir no solo para la historia de la vitivinicultura sino también para la historia del norte de México, como orgullo nacional ante el resto del mundo.
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