Aunque escribo a “toro pasado” como se dice, porque ya ha dejado de ser novedad la designación de Jaime Ruiz Lobera como titular del Teatro del Bicentenario, donde al parecer “después de la tempestad, vino la calma”.
Afortunadamente Ruiz Lobera, por lo que se desprende en la lectura de sus datos curriculares y de la buena fe que en ellos depositamos, reúne las dos cualidades básicas para el arribo a la dirección del Bicentenario de un auténtico promotor cultural: conocimiento y práctica.
Recibir la medalla “Gabino Barreda” por la UNAM, por su desempeño académico al culminar sus estudios en la Licenciatura de Composición Musical, es una importante distinción para quien se inicia en el ámbito de lo artístico-cultural. Lobera aparte de proseguir sus estudios musicales participó en el aprendizaje de la gestión cultural, misma que llevó a la práctica en el ejercicio de los cargos conferidos al respecto. Lo anterior da margen a suponer que puede realizar dentro de su programación, actividades artísticas en la música, el canto y la danza por temporadas, con la finalidad de formar públicos y fomentar el conocimiento integral, autoral e interpretativo y no por actividades realizadas de manera parcial y aislada como acontece en la actualidad.
También será conveniente abrir, mediante la convocatoria a un concurso audicional, al gremio artístico local y estatal, a nivel individual y grupal, para incluirlos dentro de la programación.
En fin, para don Jaime Ruiz Lobera queda prendido por ahora el privilegio de la duda y sólo nos resta decir lo que algún tratadista del cristianismo afirmó: “por sus obras los conoceréis”.
Sin embargo, para dar claridad a la situación presentada anteriormente con la destitución de Alonso Escalante, es importante considerar que no se le relevó del cargo por sus habilidades como promotor artístico, sino por su desatinado proceder con las autoridades del Fórum Cultural.
Sin ser atributo de los lobos
La bondad que se espera
Se desea que este vástago
Sea el mejor de la lobera
