Mujeres y niños en carriolas bloquearon las carreteras en Linares este fin de semana, y ayer una nueva oleada de inconformes ante el desabasto de agua se enfrentaron con automovilistas a la entrada de Montemorelos, allá donde los elementos de seguridad brillan por su ausencia.
Un grupo de mujeres acompañadas de menores defendían lo que a su juicio corresponde: el agua de ese verde valle en Allende. La respuesta de la autoridad ante los bloqueos a las vías de comunicación no se hizo esperar. Llegaron en camionetas blindadas, de esas que deberían vigilar las fronteras estatales para protegernos del crimen organizado.
Elementos antimotines y camionetas blindadas contuvieron a civiles, madres y niños en carriolas, hasta que la alcaldesa Patricia Salazar se hizo cargo de las negociaciones.
Estas manifestaciones en la defensa de los ecosistemas nos lleva a la inminente reflexión de que quizá tengamos que aprender a vivir con poca agua, pues se ha estirado tanto esta idea que cada vez es más probable.
A las siguientes generaciones se les pedirá vivir en austeridad, y es que damos por sentado que tendríamos el vital líquido por siempre; lejos se veían los escenarios como el del fin de semana pasado en la región citrícola.
Y qué tal si el agua escasea y si nos toca no tener agua...
Ante la falta del suministro los demás temas pasan a segundo plano, cuando un derecho vital es arrebatado poco importa si sube o no el transporte, si regresaremos o no al uso de cubrebocas, sin demeritar los niveles de violencia o si el dinero nos alcanza para menos cosas, sin agua no hay futuro.
A lo largo de este 2022, la sociedad debe vivir una conciencia colectiva, hoy la regulación del agua ha modificado nuestros hábitos, nos bañamos, comemos o utilizamos el baño a diferentes horas.
Ante esta situación, ¿de qué lado de la historia se van a poner las autoridades? Nadie pone en duda que el área metropolitana de Monterrey necesita agua, pero pagará el gobernador el costo político de ver morir los ecosistemas y sembradíos que se abastecen de los ríos Ramos, Pilón o Potosí.
La solución al desabasto de agua va más allá de las expropiaciones a los pozos, de los enfrentamientos con ejidatarios, con alcaldes de otras entidades (como Arteaga) o dueños de represas, el tema en torno al agua va más allá de buenas intenciones.
Enrique Burgos-Véliz
@enriqueburgosv