La oposición ahora sí cuenta a su favor con el nombre de Ricardo Bermúdez Requena, ex secretario de Seguridad del Estado de Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López Hernández.
Por el general en Tabasco, Miguel Ángel López, ahora sabemos que desde el pasado 14 de febrero, es decir, después de cinco meses, que la Interpol emitió una ficha roja para que la comunidad internacional colabore en la detención de Bermúdez Requena, identificado como fundador de la organización delictiva La Barredora, organización criminal considerada célula del CJNG.
¿Hay algo de extraño que un funcionario público de uno de los gobiernos de la 4T haya sorprendido a propios y extraños por ser miembro de la delincuencia organizada?
No, en absoluto, este fenómeno no pudo darse sin la existencia de una corrupción generalizada, la colaboración de algunos funcionarios del Gobierno y algunos empresarios, debilidad del Estado de derecho (corrupción judicial, falta de confianza en las instituciones), demanda constante y rentable de mercados, armas, desigualdad social y falta de oportunidades, territorios desatendidos, violencia sistemática, redes transnacionales, entre otros.
Aunque la delincuencia organizada relacionada al cultivo y tráfico de mariguana en los estados de Guerrero, Sinaloa y Durango aparece desde 1940, es hasta el 2006 con la guerra contra el narco decretada por el presidente Calderón cuando los cárteles de la droga crecen de manera exponencial.
Por eso no me sorprende que en los gobiernos de la 4T surjan perfiles ligados a delitos de alto impacto. En los años 70 ni siquiera se hablaba de cárteles; fue en los 80 cuando la delincuencia organizada echó raíces: primero el cártel de Guadalajara, luego el de Tijuana. Los Zetas surgieron a fines del siglo XX y el CJNG –del que tanto se habla hoy– apareció en 2010, durante el sexenio de Calderón.
Lo que sí me sorprende es el olvido de algunos de los funcionarios de Morena respecto a que los delincuentes, independientemente del partido que sean, deben ser merecedores del mismo trato. Del caso Bermúdez Requena nos hemos enterado después de cinco meses, y eso no se vale.