AVANZA CON cautela el regreso a la nueva realidad de numerosas empresas en Tamaulipas y, en muchos casos, gran cantidad de clientes han regresado muy rápido mientras en otros el acercamiento es paulatino y aprendiendo las nuevas reglas. Para la mayoría de las empresas, cumplir con los requisitos e insumos de desinfección, prevención y distanciamiento social representa un gasto fuerte e inesperado, pero comprenden que es una nueva condición para competir por una clientela que, en su mayoría, asiste con mayor precaución y cuidados.
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CAUSÓ EN general buena impresión el anuncio de que el gobierno de Tamaulipas que encabeza Francisco García Cabeza de Vaca planea aplicar un impuesto especial a las empresas contaminantes, que pareciera tener como especial dedicatoria a la Comisión Federal de Electricidad que dirige Manuel Bartlett Díaz y que opera algunas plantas con combustibles muy cuestionados como es el caso de la Termoeléctrica de Altamira y otras localizadas en la frontera.
Había causado molestia en el estado, tanto a nivel oficial como en las cámaras empresariales, la decisión de la Secretaría de Energía a cargo de Rocío Nahle y la propia CFE de ir contra las energía limpias, sobre todo la generada a partir de la actividad eólica.
Como se sabe, Tamaulipas es el segundo productor a nivel nacional de energía eólica, superado solo por Oaxaca; pero además es sede de los principales fabricantes de las torres de concreto localizada en Altamira donde participan capitales mexicanos y españoles, y de fabricantes de las palas o aspas gigantescas que semejan modernos molinos de viento y que se ubican en Matamoros.
Por lo anterior, la entidad es de las más afectadas por esas medidas y la decisión de imponer un gravamen se percibe no solo como una medida ecológica, que existe en muchos países, sino como una respuesta a los daños económicos y sobre todo de salud que provocará la contaminación al usar combustóleo.
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DONDE PARECE haber cambios importantes es en el mercado del gas natural que México importa principalmente de los Estados Unidos. La construcción de gasoductos terrestres desde Texas y California y el gasoducto submarino Brownsville-Altamira-Texas parecían haber sentenciado a desaparecer a las terminales LNG que operan en Manzanillo y Altamira.
Sin embargo, la decisión del país de Qatar, uno de los principales productores de gas del mundo, de iniciar una agresiva estrategia de precios bajos, le ha dado nueva vida a empresas como TLA (Terminal de Gas Licuado de Altamira) que dirige David Lozano, situada en la posición más al norte del canal superior del puerto industrial de Altamira.
Fundada en el año 2006, es desde hace nueve años una empresa propiedad al 60% de la holandesa Vopak y al 40% de la española Enagás, y tiene capacidad para recibir hasta dos buques al mismo tiempo y almacenar hasta 300 mil metros cúbicos de gas, uno de los más grandes de México.
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MUY BUENA impresión ha causado entre el sector industrial la estructura de grupos de consulta por parte de la SecretarÍa de Desarrollo Económico del estado a cargo de Carlos García González, y en la que participan representantes de las principales plantas industriales localizadas en la región norte, centro y sur del estado, así como representantes de organismos cupulares de cada región.
Es un foro que se reúnen en forma ejecutiva cada semana y atienden los temas prioritarios para la industria en cada una de las tres regiones económicas de la entidad a las que asiste en algunas ocasiones el propio secretario, o el subsecretario Jesús Villarreal, y que en el caso del sur está coordinado por Víctor Landa, delegado de esa secretaria en la zona conurbada.
Nos comentan que ha servido también para tener información actualizada de la situación de emergencia por el covid-19, las diversas acciones que se han estado tomando por los tres niveles de gobierno y las propias problemáticas que enfrentan en cada región, incluyendo los temas circunstanciales del transporte o de relevancia estratégica son el agua, seguridad y comunicaciones carreteras.
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LA QUE enfrenta problemas en Estados Unidos y se cree pudiera afectar sus operaciones en México es la franquicia de diversión infatil Chuck E. Cheese's la cual tiene una exitosa sucursal en Tampico, sobre la avenida Miguel Hidalgo, entre Sanborn’s y Walmart operada por un grupo regiomontano en varias plazas del norte del país.
Es el caso, por ejemplo, la sucursal ubicada en San Pedro Garza García, Nuevo León, en Plaza Fiesta San Agustín, por hablar de uno de sus centros más grandes de atención en el vecino estado.