Las campañas por las presidencias municipales de Hidalgo están por comenzar y existe una percepción creada por una nube de humo de que Morena puede y debe llevarse al menos más de la mitad de los triunfos en su coalición con Nueva Alianza.
Es decir, de los 84 ayuntamientos, se estima que la unión morenista y panalista triunfará en más de 42 demarcaciones e incluso hay quien ya hace cuentas alegres de hasta en 60 municipios.
La realidad ya una vez golpeó a quienes pecan de exceso de confianza hace cuatro años, cuando Morena ya en el poder federal solamente consiguió cinco triunfos en Hidalgo. ¿Qué ocurrió en ese momento?
Muchos dicen que fue producto de la operación del entonces gobernador Omar Fayad, otros culpan a la entonces dirigencia estatal morenista que estaba secuestrada por el ex líder Abraham Mendoza y el ex presidente del consejo estatal, Andrés Caballero, quienes abrieron la puerta a Grupo Universidad de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), a candidatos perdedores y entregaron buena parte del capital político al PRI gobierno de ese entonces.
¿Cómo se explican que tras dos años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador , en Hidalgo no se ganó nada a nivel de municipios?, de nuevo la soberbia y el orgullo de quienes deben jugar el papel de líderes, son el principal problema para hacer proyectos políticos exitosos. Ahora se viene una revancha para Morena ya en el poder estatal, y aunque las formas no han cambiado, pues hay pugnas y división con sus propios aliados del PT y Verde, se tienen cifras alentadoras, al menos en el inicio de esta contienda.
Por esto, el exceso de confianza sigue siendo el gran pecado de los dirigente partidistas y de todos los aspirantes, quienes creen que por el hecho de aparecer en la boleta ya van a ganar. Veremos a partir de este fin de semana quiénes cumplen las expectativas del electorado, cada vez más exigente con quienes desean llegar a ocupar puestos de elección popular y con justa razón.