Todo el mundo pensó que con un equipo de ascenso, hablamos claro de futbol, el entusiasmo que la afición mantuvo por meses en una categoría menor tendría continuidad pero los pronósticos fallaron al conjugarse una serie de factores, principalmente la marcha irregular de la Jaiba Brava.
En el ocaso del torneo debutante, más allá de los augurios negativos, el sentido común de los que saben y hasta los que no somos especialistas, permiten tener claro que las cosas no funcionaron muy probablemente, me han dicho, por una mala planeación y confiar en jugadores noveles que demostrado quedó no están preparados para vivir un proceso de formación y al mismo tiempo asumir con madurez la responsabilidad de representar un equipo con tradición en una plaza además cuna de tantos y tan buenos futbolistas.
Muchos de los que asumieron que el futbol se trataba de una moda y que asistían con cierta frecuencia porque les cobraban cinco pesos en la temporada de segunda, de plano desistieron y el estadio se quedó con los verdaderos aficionados que en buenas y malas están con su equipo.
Esto último no necesariamente significa que deban conformarse con lo que hacen los jugadores y de hecho el mal paso del equipo es reprochado genuinamente, aunque ello no sea del gusto de los protagonistas del juego y quienes les pagan.
Las figuras de ayer de este bello deporte, gente de aquí de nuestra región admiten que el deporte ofrece la posibilidad de verlo como un negocio pero que de ninguna manera es lo único.
Están conscientes que se deben buscar alternativas para que se combine deporte y negocio mediante la conformación de un equipo competitivo para el próximo torneo, en el que por cierto habrá descenso a la categoría de la que viene la jaiba, donde deben dejarse asesorar por quienes históricamente han descubierto talentos aquí mismo en la zona.
La apuesta debe ser el sentido de pertenencia, la identidad con su gente y que aquel que venga de fuera aparte de su talento, deberá aprender a conocer la historia que nos heredaron ídolos que hoy justamente reprochan la falta de amor por la camiseta celeste. Por el bien del deporte, del fut, me parece que eso podría suceder, ojalá.
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Hasta la próxima.
