Que donde de plano no se guardaron nada fue en la bancada panista, y quien salió a ponerle nombre y apellido al nuevo escándalo nacional fue el diputado Gerardo Aguado Gómez, ahora sí con los decibeles al máximo, luego de que el caso Minsa volviera a exhibir —dice él— la doble moral del gobierno de Morena.
Que Aguado asegura que mientras miles de productores bloquean carreteras pidiendo precios de garantía dignos, el gobierno federal anda pagando “hasta siete veces más caro” por harina a una empresa ligada a Altagracia Gómez, asesora del propio régimen morenista. Y que eso, más que apoyar al campo, huele a “corrupción con sello oficial”.
Que en los pasillos del Consejo Nacional de Seguridad Pública más de uno comentó que el gobernador Manolo Jiménez llegó a la Ciudad de México listo para presumir —con la venia presidencial— que Coahuila trae los mejores indicadores de seguridad desde que se llevan cuentas serias, allá por 1993.
Que dicen los enterados que cuando Manolo tomó el micrófono frente a la presidenta Claudia Sheinbaum, a Omar García Harfuch y a Ernestina Godoy, más de un gobernador tomó nota, porque el coahuilense no sólo agradeció el operativo en La Laguna —que dejó temblando a una buena célula de extorsionadores—, sino que dejó caer la frase de la sesión: “la fórmula mágica es el trabajo en equipo”. Y que eso de “mágica” habría arrancado sonrisas incluso entre los más serios.
Que cuentan que también aprovechó para avisar que en el Congreso local ya está la iniciativa para homologar la ley de extorsión, algo que cayó bien en la Federación, porque —dicen— traer reglas alineadas ayuda a pegarle más fuerte a los que andan cobrando derecho de piso.
Que con su muy propio y peculiar estilo, el diputado local morenista Antonio Attolini Murra puso el grito en el cielo en la sesión del pleno cuando un grupo de legisladores abandonaron su curul para asistir al informe del alcalde de Saltillo, Javier Díaz. Se pudiera decir que Attolini montó en cólera si no se conocieran sus dotes histriónicas. Se quejó de que el Congreso “se vació literalmente”, cuando en realidad nunca dejó de haber quórum, y las ausencias fueron temporales, pues volvieron para proseguir la reunión. ¿Qué tiene que hacer en un informe de alcalde la mitad del Congreso cuando muchos ni siquiera son de ahí?, planteó el de Morena aparentemente encorajinado. En eso tiene razón. Y es que mientras los diputados, sobre todo priistas se iban al informe del edil saltillense, en el Congreso el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila, José Ángel Rodríguez, rendía su informe del estado que guarda la defensa y promoción de los derechos humanos del Estado.
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