Que la alcaldesa de San Pedro, Brenda Güereca, presumió y sigue presumiendo en redes sociales y en cuanta reunión está presente el ahorro de 109 millones de pesos, gracias a un pleito legal que el Ayuntamiento le ganó a la Comisión Federal de Electricidad. El adeudo, sin sustento legal, según concluyó un juez federal, ascendía a 109 millones de pesos y, con intereses, se elevaba hasta los 180 millones. Era una deuda “que por años amenazó las finanzas del Municipio”, observó la contenta edil. Ahora muchos andan preguntando por el abogado que encabezó el equipo legal que inusitadamente le ganó el pleito legal a la paraestatal. Al que ni le va ni le viene el tema es al gerente del Simas Rural, Antonio Gutiérrez Jardón, no obstante que este organismo enfrenta números rojos y un adeudo a la CFE de cerca de 250 millones de pesos, producto de la desastrosa gestión de la familia Cepeda.
Que los proveedores del Simas que no están en la lista de consentidos del gerente administrativo, Manuel Calderón, consideran acudir a las oficinas centrales a protestar por la alargada falta de pago. Pero entrarán por el estacionamiento, por donde hace unas semanas se hizo presente, en solitario, un proveedor que andaba padeciendo las mismas penurias. De acuerdo con testigos, apenas entró, a pesar de los guardias, empezó a lanzar recordatorios maternales a diestra y siniestra, exigiendo su pago, y no se retiró sino hasta que le entregaron un jugoso cheque de siete cifras. ¿Será?
Que en Gómez Palacio el martes no fue cualquier martes, sino martes de músculo policiaco. La alcaldesa Betzabé Martínez se reunió nada menos que con Omar García Harfuch, en la Ciudad de México, el galán de los operativos y pesadilla de los delincuentes capitalinos. Y aunque no hubo alfombra roja, sí hubo sonrisas, apretones de mano y muchas fotos para las redes: que conste, dicen, que en Gómez también saben hacer las cosas en materia de seguridad. El encuentro, más que casual, pareció estratégico: mientras Harfuch hablaba de coordinación y estrategias nacionales, Betza aprovechaba para mostrar que su administración no se queda cruzada de brazos. Y para prueba, las 43 patrullas nuevecitas que el Ayuntamiento entregó con recursos propios, ni un peso fiado en la misma semana. Un lujo en tiempos donde muchos municipios apenas pueden comprar gasolina.
Los malpensados dirán que el evento fue más político que policiaco —que si la sonrisa, que si el discurso, que si el timing—, pero lo cierto es que la entrega de patrullas cayó como chaleco antibalas en medio del debate sobre la seguridad regional.
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