Que se estima que la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, esté en Tampico después de la primera quincena de diciembre para la inauguración del nuevo Hospital del Issste, uno de los compromisos de Andrés Manuel López Obrador y en la que estará presente el gobernador Américo Villarreal Anaya.
Que en las jornadas de Bienestar realizadas en Tampico parece que las responsables jamás habían jugado lotería; imagínense que al correr las cartas dicen “la catsup”, cuando en realidad es “la botella”. Es gracioso, pero también es un mensaje claro: no son los perfiles correctos para llevar a cabo estos eventos, son muy fifís.
Que el edil panista Alejandro Martínez está aportando de sus propios recursos para que los talentos tampiqueños puedan destacar en competencias nacionales. La pregunta es: ¿dónde quedó el presupuesto de Deportes de Tampico? ¿Qué está haciendo Fernando Tamayo, director de Deportes? Son interrogantes comunes.
Que la alcaldesa Mónica Villarreal, quien de los alcaldes del sur del estado es la única que no ha hecho “entrevistas mañaneras”, ha implementado una actividad controlada para dar a conocer acciones de gobierno sin cuestionamientos: un podcast llamado “Tampico te cuida”.
Que Hernán de la Garza Tamez, quien fuera presidente del “viejo” Poder Judicial en Tamaulipas, también sonaba para la Fiscalía de Justicia del Estado ahora que se va Irving Barrios. Buena relación con los poderes no le falta, pero el cargo es como sacarse la rifa del tigre y probablemente requiera de alguien que no esté cercano a la edad del retiro.
Que entre los partidos políticos andan midiendo el agua a los camotes para ver si podrían volver a postular hombres para el relevo del gobernador Américo Villarreal Anaya. Aunque todavía falta —“no son los tiempos”, dirían algunos de dientes para afuera— lanzan nombres masculinos a manera de intentos para medir reacciones.
Que el amiguismo, el cuatismo, los viejos vicios e inercias en la forma de hacer política buscan imponerse. Habrá que ver si el INE activa el contrapeso. Mientras tanto, siempre hay un ojo observando y un registro de todo, pues existen criterios legales que atender y, de ser necesario, en su momento el género seguramente lo hará valer ante el “Trife” y el propio órgano electoral.
