Que ayer, otro bombazo preelectoral: la cantada expulsión del ex gobernador mexiquense Alfredo Del Mazo Maza del Partido Revolucionario Institucional, donde militó durante toda su vida, literalmente. Después de la derrota en el Estado de México el año pasado, su enemigo jurado Alejandro Moreno lo había advertido, pero curiosamente justo ayer decidió concretar la jugada.
Que probablemente lo que aceleró esto fue la chapulineada de Alejandra Del Moral hacia la causa de la presidenciable Claudia Sheinbaum hace unos días. No faltó quién viera aquel movimiento como instrucción del propio Del Mazo, y a manera de “avanzada” de la decisión que personalmente ya había tomado, ante la clara posesión que Alito tenía del partido, y especialmente en el Edomex a través de la dirigente estatal Ana Lilia Herrera Anzaldo.
Que aunque esa ruptura era una muerte anunciada, a muchos les extrañó sobremanera la medición del famoso timing político. ¿Defenestrar al encumbrado priista a tres días de la elección, ayudará a la causa tricolor que postula a Xóchitl o más bien la perjudica terriblemente? El domingo podrá saberse.
Que hay quienes ven la polémica expulsión como una dura advertencia para algunos priistas que pudieran estar operando en favor de la competencia, de lo que acusan al de Atlacomulco, como caballos de Troya para intentar el carro completo para la 4T en la jornada electoral.
Ahora la especulación es la lista negra de quién sigue, sea cual sea el resultado en las urnas.
Que queda para el registro la respuesta de Del Mazo, un sentido “no me corren, yo me voy”, en medio de los calificativos contra Moreno Cárdenas, y la acusación de que está enterrando al PRI. De fondo debe estar el máximo Tlatoani morenista, pensando satisfecho en aquella frase de que “cuando tus enemigos se estén peleando, no los distraigas.