Que todo parece indicar que el senador Juan Zepeda se está sumando de última hora al proceso electoral por la gubernatura mexiquense, pero quizá sea desde otra trinchera, pero no la de candidato. Y es que llegó tarde y mal con su aparición mediática de ayer.
Que buscando declaraciones incendiarias que lo pusieran en escena con lo que llama “su proyecto político” asegura que morenistas se han sumado a Movimiento Ciudadano, partido en el que actualmente milita, y la realidad es que se vio muy pequeño presentando a su poderoso aliado: un regidor de Atlautla. Así difícilmente alcanzaría los números de las precandidatas que van en carrera parejera.
Lo cierto es que de aquella popularidad de 2017 ya no queda mucho y él es consciente de esa baja. Lo que queda ahora es la incógnita del papel que tomará el ex perredista ¿solo agitar las aguas del río?
Que mientras tanto, a tambor batiente, la priista Alejandra del Moral y la morenista Delfina Gómez preparan un mano a mano en Texcoco, para cerrar ahí con broche de oro sus respectivas precampañas. Tienen dos retos: uno es reunir al mayor número de presuntos militantes y simpatizantes y el otro es controlar que los ánimos no se desborden entre sus huestes, y que la competencia política se lleve civilizadamente y en buena lid, cómo debe de ser.
Que el hallazgo de más fosas clandestinas con cuerpos empaquetados en la zona boscosa de Ocoyoacac, da un golpe de realidad a los muchos habitantes mexiquenses que se encuentran distraídos con el proceso electoral en ciernes.
El escenario de pesadilla hace dudar si las autoridades de todos los niveles y colores pueden revertir este flagelo del crimen que es, indudablemente, la principal preocupación social. Ya vendrá la campaña formal, y las propuestas (o promesas) de cómo lograr que no se desborde lo que parece estar a punto de ebullición.