Que hizo mucho ruido político en las benditas redes sociales, que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya mencionado en su conferencia mañanera al fundador del Grupo Huichapan y ex gobernador de Hidalgo, ex gobernador de Quintana Roo y ex regente de la Ciudad de México, Javier Rojo Gómez. La gran pregunta aquí es quién será el primero en abandonar al PRI e irse a Morena luego del guiño presidencial, Jorge o José Antonio Rojo García de Alba, pues ambos no están de acuerdo con Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, y todos saben qué ocurre cuando alguien no está del lado de “Alito”.
Que hablando de los que sí están con “Alito” y Caro, Bernardo Arista y líderes de sectores populares que sobreviven en la sede del PRI Hidalgo en Colosio, son quienes llevarán el peso de la campaña interna con la se reelegirán los actuales dirigentes priistas a nivel nacional, y ya están siendo convocados para ir de aplaudidores y porristas a los eventos en donde se simulará que Alejandro Moreno ganó la elección interna. A cambio, dicen, les prometieron espacios en el comité estatal.
Que en el bulevar Prolongación Ramón G. Bonfil de Pachuca, en donde se permite la libre construcciones de viviendas y fraccionamientos, asentamientos comerciales, edificios y hasta fábricas, las condiciones de las vialidades pueden competir por el premio a la peor calle de México, ya que no solamente son los baches, sino toda la infraestructura urbana está por los suelos, por lo que vecinos están por conformar asociaciones civiles en los residenciales, en donde afirman pagar servicios de lujo y no tener en retribución las condiciones de plusvalía que se ofrecieron.
Que en Morena Hidalgo hay una omisión en los informes financieros y de transparencia, ya que no se han presentado desde hace prácticamente medio año ante las instancias del Instituto Estatal Electoral, además, las solicitudes de transparencia tampoco han sido contestadas, siendo los partidos sujetos obligados; dicen que ya se alistan sanciones ante la falta de apertura que está demostrando tener el partido oficial y que al parecer no están predicando con el ejemplo, ni con los preceptos de sus líderes.