Que quien parece no entender la nueva realidad política del estado y sus interlocutores es el comisionado del PT en Hidalgo, Javier Vázquez Calixto, quien sigue pensando en los rancios afectos del sexenio pasado y pese a estar representando a una expresión aliada de la 4T y el presidente López Obrador, persiste en practicar un oficio sin sensibilidad y con aires de grandeza. Los vacíos se ocupan y los buenos oficios del secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, van conquistando tanto a sirios como troyanos, y el PT podría perder afectos gracias a Vázquez Calixto.
Que fue muy interesante la asistencia de ciudadanos para escuchar el mensaje del gobernador Julio Menchaca, durante su visita al municipio de San Salvador, que gobierna el profesor normalista y marxista Armando Azpeitia Díaz. La convocatoria política expresó pluralidad pues se sintieron los adelantados tiempos político-electorales donde se veían risas y palmadas en la espalda entre los que antes se acuchillaron. El programa de la Ruta de la Transformación cumplió su cometido.
Que para el buen entendedor, en la visita del mandatario Julio Menchaca a San Salvador, el gobernador fue acompañado por las secretarias de Bienestar, Medio Ambiente y Salud. Priistas, panistas y morenistas se peleaban por saludar al gobernador, incluso Julio Hugo Sánchez Quiroz, presidente de la Organización Agrícola y Ganadera de las Aguas de Riego envió a sus asociados al evento con todo y su manteado de bienvenida y agradecimiento. El liderazgo del presidente municipal Armando Azpeitia Díaz fue superado y fue evidente la cargada. Ahora, todos son morenistas para 2024.
Que la presidenta municipal de Ixmiquilpan, Araceli Beltrán, no se quiere quedar atrás en la compra e inversión de festivales, donde se pagan fuertes sumas de dinero del pueblo a foráneos para que organicen jolgorios de poca trascendencia, y ahora se anuncia su festival Embajadora Cultural, mientras la ciudadanía sufre de la inseguridad pública, la falta de recolección de la basura y la nula gestión para mejorar que llegue el agua potable. Lo bueno es que ya se va, dicen unos, pero falta un año, dicen otros.