Si las drogas (ahora principalmente el fentanilo) son la causa de interminables matanzas de seres humanos en México y en EU, los gobiernos de aquí y de allá tienen responsabilidades compartidas e intransferibles. Las mutuas reclamaciones escandalosas obstruyen el sano entendimiento y frustran la eficacia en la tarea.
Mientras aumenta el tráfico y el consumo de esas sustancias, ninguno de los dos hace su tarea completa, pues poco combaten el consumo; y, como son tiempos electorales en ambos países, para algunos políticos lo prioritario es sacar raja electoral culpando al gobierno de enfrente.
Bastó el rebuzno de tres o cuatro senadores republicanos yanquis pidiendo a Biden declarar terroristas a los narcotraficantes (queriendo justificar una invasión en nuestro territorio, lo cual repudió tajantemente la Casa Blanca) para escuchar aquí del oficialismo los tambores de guerra y los discursos henchidos de patriotismo ramplón, desafiando al imperio. Más aún: ordenó a sus 51 cónsules distribuidos en aquel territorio pedir a nuestros paisanos no votar por los republicanos.
Una vez más la contradicción: “no al injerencismo”, “sí al injerencismo”.
Lo impostergable es sumar las fuerzas de ambos pueblos y gobiernos, utilizando de manera eficaz la moderna tecnología yanqui para reducir el tráfico ilegal de armas y caer sobre las finanzas del crimen organizado, sus estructuras y cabecillas. Insisto en una verdad axiomática: si no se combate el consumo todo está perdido. Las familias y las escuelas deben ser las primeras y más poderosas trincheras.
Es idiota e inhumano querer prohibir el uso medicinal del fentanilo. Idiota, porque nada resolvería, los delincuentes simplemente harían chunga de la prohibición. Inhumano, porque el fentanilo es la droga más eficaz para paliar, en muchos enfermos terminales, sus horribles dolores.
Mientras haya amenazas estúpidas de un lado y gritería patriotera del otro, los criminales seguirán viento en popa. Es tan inaceptable escuchar al elefante decir: “los voy a pisar”, como al tlacuache cuatrotero responderle: “atrévete y verás”.
Por fortuna, no hay riesgo de ver a Tartufo suscribiendo un infame tratado con EU como el que suscribió el gobierno de Benito Juárez, por medio del cual las tropas yanquis podían entrar libremente (y a perpetuidad) en gran parte de nuestro territorio, incluyendo el istmo de Tehuantepec; tratado rechazado por el Senado norteamericano por considerarlo afrentoso para México.
Sí, ¡ya son insostenibles las deformaciones y mentiras históricas inculcadas por los oficialistas de antes y de hoy! En aquella ocasión y durante los 14 años de su gobierno, “el mejor presidente que ha tenido México” se pasó la Constitución y la soberanía nacional, cuantas veces le convino y dio la gana, por debajo de su levita.