Política

El eclipse de la razón

Apartir de la Revolución Cognitiva y del descubrimiento del fuego fuimos el único animal capaz de desarrollar un lenguaje único y narrar mitos y valores colectivos que hicieron que cooperemos con los de nuestra especie construyendo realidades imaginarias y escalando a la cúspide de la cadena alimenticia. Por eso hoy nos auto denominamos “Homo Sapiens-Sapiens”- “Hombres Sabios”. ¿Lo seremos?

Hemos pasado por distintas etapas evolutivas a lo largo de la historia y con el descubrimiento del fuego obtuvimos carne cocida y las suficientes proteínas para haber desarrollado el lóbulo frontal del cerebro donde pudimos conectar las neuronas del denominado pensamiento consciente y así poder razonar. ¡Un gran salto! ¿No creen? Con el pasar de los siglos hemos desarrollamos conceptos y nos hicimos preguntas.

Hoy, gracias a los griegos podemos tener nociones de ética, de bien, de mal, de dignidad, de convivencia y todo a partir de que razonamos y conversamos civilizadamente.

Sin pretender extenderme y hacer un artículo sobre la evolución de pensamiento hoy podemos hablar de dignidad y de derechos humanos a partir que consentimos como especie ciertos comportamientos y palabras como dignas de nuestra especie.

En sentido contrario, algunos actos y palabras las hemos condenado y catalogado como antisociales, ilegales e inmorales. Todo esto por carecer de sentido ético y contrariar a la razón.

Después de la Segunda Guerra Mundial los países se unieron y promulgaron en 1948 en Paris “La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” (Derechos Humanos).

Se unieron los países y se organizaron bajo las siglas UN (Naciones Unidas) con el propósito que no se repitiera ninguno de los atropellos de las grandes guerras o de las grandes prácticas inhumanas de años y siglos pasados.

Ayer, en un programa de radio muy prestigioso, escuché a una persona conocida decir con una seguridad absoluta que no podía haber derechos de la mujer si en México no se legalizaba el aborto.

Hoy lo comentaba con un Doctor amigo mío, y aunque no es un activista de ninguna causa le pregunté si el fruto de la concepción en cualquier etapa prenatal era un individuo de la especie humana.

¡Claro me contestó!- ¿Qué otra cosa podría ser?- ¿Una flor de Cempasúchil o un Huevo Kinder Sorpresa?- contestó. Es el eclipse de la razón le dije. ¿Hoy es un derecho descartar al más indefenso?

Después de la edad oscura donde las enfermedades destrozaban media Europa la razón revolucionó el conocimiento y el conocimiento revolucionó la razón.

Descubrimos continentes, expandimos imperios, religiones, desarrollamos la maquina y ahora navegamos en la vida con tecnología. En ésta evolución hemos tenido errores y atropellos así como grandes aciertos. Pero nunca como ahora hemos ido en contra de nosotros mismos de manera tan irracional.

Somos capaces, de bajar en un submarino a los abismos del océano, de ponernos un traje espacial y caminar por la luna, de comunicarnos en segundos con cualquier persona al otro lado del océano pero somos incapaces de cruzar la calle ayudar a nuestro vecino y decir por favor, buenas tardes y te pido una disculpa. ¡Estamos eclipsando la educación!

Somos capaces de tanto e incapaces de encontrar una solución inteligente y no violenta al problema del embarazo no deseado en miles de mujeres. Hoy gritan que privar de la vida a un individuo no nato es mi cuerpo y es mi derecho. ¡Eclipsamos la razón y el derecho a vivir!

En plena era digital y tecnológica donde la producción de alimentos daría para alimentar tres planetas tenemos países y regiones del planeta sumergidas en la pobreza y la hambruna. ¡Eclipsamos la ética alimentaria, la dignidad y los valores! Y todo por la ley de oferta y demanda.

Cuando hemos tenido avances increíbles en el campo de la medicina y hemos aumentado nuestra esperanza de vida al nacer; todavía somos incapaces de frenar el estrés la depresión, la ansiedad, las adicciones y suicidios en millones de seres humanos. ¡Eclipsamos la felicidad también!

Somos lo suficientemente inteligentes para poder viajar a la luna, tal vez pronto a Marte pero vivir allí aún no.

Hasta hoy el único planeta en el universo conocido donde podemos vivir y respirar de forma natural es el planeta azul llamado tierra, nuestro hogar. Y por ambiciones estúpidas lo estamos destruyendo, acabando con el agua, las especies, el oxígeno. Y aún así lo negamos. ¡Eclipsamos la razón y medio ambiente! Social y culturalmente estamos aprendiendo de lo diverso, lo diferente y aceptándolo; pero también estamos negando nuestra propia biología reconociendo más de cien géneros y preferencias sexuales. ¡Eclipsamos la naturaleza humana también!

Entiendo perfectamente que sin importar raza, religión, orientación o preferencia sexual somos personas, sujetos de los mismos derechos y obligaciones.

Pero querer imponer una ideología que ralla en el absurdo cambiando la “A” y la “O” por la “E” en vez de ser inclusivo es una estupidez. ¿Quieren ser inclusivos?

Aprendamos lenguaje de señas, pongamos más rampas para discapacitados, contratémoslos y démosles empleos también. No pretendamos que por cambiar una letra ya somos inclusivos. ¡Eclipsamos la inclusión!

Ayer veía en las redes sociales a una mujer (es lo que yo veía aclaro)- porque ella se definía y auto percibía “género queer”. Ella, si me escuchara que le digo ella se enojaría conmigo; pero lo importante es que tenía un santuario de animales donde no permitía que los “galles” (gallos) violaran a las “gallines” (gallinas) porque es una aberración permitirlo. ¿No estamos eclipsando la razón con éstas ideologías de género?

¡Eclipsamos el lenguaje! 

No pretendo estar a la moda con éste artículo. Sé que lo que digo en muchos lados causaría polémica. Pero hay que iluminar cuando la oscuridad lo opaca todo.

Lo digo claro y lo digo fuerte. Todos por el simple hecho de ser humanos somos iguales en lo substancial que es nuestra dignidad y nuestros derechos. En lo diferente nos trataremos como diferentes, pero lo diferente no puede atentar contra lo substancial que son nuestros principios ¿Me explico?

Podemos tener diferencias biológicas y no estar de acuerdo en la manera de pensar, pero eso no significa que tengamos que aceptar universalmente y legalmente aquellas ideas que van contrarias a aquellos pactos sociales y valores que nos han hecho evolucionar como especie humana.

El gran drama de nuestros tiempos no es tanto que se encuentre la civilización occidental al borde de la extinción.

El gran drama de nuestra civilización es que está a punto de sucumbir bajo el influjo de lo que nuestra intelectualidad llama “progreso”, que en realidad no deja de ser una nueva forma de barbarie donde las emociones reinas son la intolerancia, el odio y la frustración. ¡Eclipsamos la razón y al eclipsarla eclipsamos también el amor en nuestra vida.

Diego Cardoso Pérez


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