Y es que de plano lector mío pareciera que estamos ante todo un corporativo centrado en una sola persona; los nuevos actos de corrupción atribuidos a Martiniano Vega que recuerde que fue el oficial mayor del gobierno de Don Omar Fayad, que son la venta de helicópteros y el desvio de más de 100 millones de pesos de un seguro catastrófico se están sumando a su ya conocida condena de 12 años por peculado agravado.
La situación acá es que, lo que llama la atención es el tamaño del sistema fraudulento que había, no se trata sólo de contratos simulados o de empresas fantasma; ahora estamos hablando de activos visibles, de helicópteros que eran del estado de Hidalgo, y de una gran cifra de seguro público, esto no es un caso más de corrupción del pasado, es un síntoma grave de la erosión que tenían nuestras instituciones, si esto paso con equipamiento de alto valor ¿qué otros recursos menos visibles no fueron desaparecidos también?
Lo de Martiniano no solo revela un patrón de conducta individual, sino la persitencia de un sistema que al menos en el sexenio pasado no logró desprenderse de viejas costumbres, pese a que el anterior gobernador nos haya dicho lo contrario.
El seño Vega no fue un personaje menor, su puesto lo colocó en el corazón administrativo del aparato gubernamental del último gobierno del PRI, un lugar donde se decidía el destino del presupuesto y al parecer la transparencia se desvaneció tras los muros de la burocracia.
Lo que el señor hizo refleja cómo la corrupción estaba más que normalizada en las estructuras del poder estatal, y su figura de a poco se convierte en sinónimo de lo que la gente más desprecia: el funcionario que se enriquece mientras nuestra entidad sigue esforzándose por salir de sus rezagos y calamidades atmosféricas.
Hoy no solo se trata de castigarlo, sino de demostrar que el sistema puede corregirse a si mismo, nosotros los de a pie demandamos ya no actos heróicos y publicitarios donde se nos diga que se esta luchando contra este mal, necesitamos que las instituciones y sus funcionarios, trabajen de manera honesta y transparentem así de sencillo, y mientras esto no ocurra cada nuevo escándalo seguirá recordándonos que el verdadero enemigo del desarrollo no está dentro del gobierno.
