El patriarcado goza de cabal salud; está en todas partes y se ha normalizado, afirma Rosa María Rodríguez Quintanilla, al promover la construcción de un nuevo periodismo con perspectiva de género.
La periodista señala que las mujeres venimos de un sistema donde hemos vivido bajo la invisibilización, la subordinación y la discriminación.
“Afortunadamente ha habido avances, en los últimos años, en las últimas décadas, producto de una lucha de muchas mujeres, de nuestras ancestras que han logrado quitarle cachitos a ese patriarcado que se resiste a morir”, pero hay todavía mucho por hacer, comenta.
Se refirió al caso de Afganistán, donde a partir de la salida de Estados Unidos y el retorno de los talibanes al gobierno, hoy las mujeres ya no pueden ejercer el periodismo y ni siquiera salir a la calle a participar con organizaciones de la sociedad civil.
“Es increíble pero el patriarcado sigue vivo, sigue vigente y sigue gozando de cabal salud; lo decimos porque hoy vivimos en un mundo globalizado y lo que sucede allá repercute en todas partes del mundo, ese es el patriarcado que se resiste a morir”, dijo.
Sostiene que estamos impregnadas del patriarcado, lo tenemos en todas partes, que no lo vemos, menciona, pues nos han hecho creer que es normal, pero no es así, y eso está cambiando aunque de manera muy lenta.
Rodríguez Quintanilla, pionera en impulsar el periodismo feminista en Tamaulipas, impartió el taller “Lenguaje incluyente y no sexista”, el pasado fin de semana en Ciudad Victoria.
Ante más de 30 mujeres periodistas, Rosa María hizo una exposición sobre la responsabilidad de los medios de comunicación de incluir en sus contenidos un lenguaje no sexista e incluyente.
El ejercicio fue organizado por las Mujeres Periodistas con Visión de Género y la Red Estatal de Mujeres Periodistas, como parte de su labor de impulsar y generar contenidos desde la perspectiva de género.
Y es que como profesionales del periodismo, ejercemos, difundimos y transmitimos información, pero nuestra labor va más allá porque marcamos pautas de comportamiento. De ahí el tamaño de nuestra responsabilidad.
Por lo tanto, el reto de comunicar con perspectiva de género obliga a hacer un alto en el camino y ocuparnos de nuestras áreas de oportunidad en la búsqueda de la igualdad.
Cristina Gómez