Cuando hablemos de Marcelo Ebrard, debemos hacer referencia a un personaje de la política mexicana de primer nivel, de esos que no importa si eres de derecha o de izquierda, siempre reconoces su capacidad, experiencia y formación en el ejercicio de la función pública. En otras palabras, genera confianza.
Marcelo tiene una sólida formación académica, cuenta con estudios de posgrado en la Ècole Nacionale d’Administration en París.
Gobernó la ciudad más grande y compleja de México, fue galardonado en 2010 por la Fundación City Majors como el Mejor Alcalde del Mundo, y en 2012 el programa ONU-Hábitat lo nombró Presidente de la red global de Ciudades Seguras.
A nivel internacional, es respetado por Demócratas, Republicanos y líderes latinoamericanos (pregúntenle a Evo) pero, sobre todo, ha construido el personaje público de un hombre inteligente, decisivo y políticamente independiente.
Quizá, esta última cualidad, es para López Obrador su principal miedo para no favorecerlo con la candidatura presidencial rumbo a la elección de 2024.
Es importante señalar que, en los últimos días, hemos visto a un Marcelo incomodo, o alguien que lo conoce más diría nervioso, lo que nos hace pensar que se sabe claro perdedor por el método de la encuesta. Ante ello reflexionamos en cuatro posibles escenarios.
1.- Se queda; a pesar del mal trato recibido por las bases morenistas, gobernadores y funcionarios del gobierno federal, decide quedarse. Probablemente negociará posiciones para él y su equipo más cercano en las Cámaras del Congreso.
2.- Rompe y decide participar en el Frente Amplio; este es un escenario poco probable, ya que el propio Frente definirá su candidata a la Presidencia antes que Morena. No obstante, la figura de Marcelo puede provocar una reconfiguración al interior. Por ejemplo, él podría encabezar la candidatura a la Presidencia y Xóchitl a la Ciudad de México donde, por cierto, es más competitiva. Bajo este escenario, la fuerza política perdedora en el proceso sería Movimiento Ciudadano.
3.- Se va a Movimiento Ciudadano; este es un escenario más probable que el anterior. Con la fuerza de MC en los estados de Jalisco y Nuevo León, la figura de Marcelo restaría votos a Morena y al Frente en el resto del país. Bajo este contexto, se podría consolidar MC como la segunda fuerza política nacional, lo que podría llevar posteriormente a una alianza parlamentaria con Morena y construir una mayoría calificada. En este escenario, la fuerza política perdedora sería el Frente Amplio.
4.- Movimiento Ciudadano en el Frente Amplio; si Marcelo se va a Movimiento Ciudadano y el partido decide participar en el Frente Amplio con él a la cabeza, entonces sí, inicia la fiesta.
En relación con este último, puede ser el escenario menos probable pero más emocionante y esperanzador. Pero créame, en política todo es posible.
En una elección de dos (buenos vs malos) con Marcelo a la cabeza, la ciudadanía con mayor capital social, las distintas fuerzas políticas, económicas y sociales de este país, tendrían posibilidades reales de frenar el fenómeno de Morena y arrebatar la Presidencia de la República al obradorismo.
¿Qué va a suceder? No lo sabemos, pero ante falta de una oposición electoralmente competitiva, se vislumbra un aburrido proceso electoral. Sin embargo, la fiesta depende de Marcelo.