La gasolina sigue subiendo, la carne de cerdo y de res están cada vez más caras, el kilo de tortilla cuesta más que el dólar, la ropa común se encarece varias veces al año, la corrupción y el influyentismo están galopantes y la violencia y la desaparición de personas alcanzan niveles históricos y hasta mundiales… Estaríamos mejor con López Obrador.
¿Pues qué no ya estamos con López Obrador? ¿Y estos cinco años y medio qué, no cuentan?
Durante casi 12 años escuchamos a algunas personas repetir hasta el hartazgo que si se hubiera “reconocido” el triunfo de López Obrador de 2006 o que si hubiera ganado en 2012 los mexicanos estaríamos mejor desde entonces. Bueno, pues ya ganó, ya casi termina su sexenio ¿y? ¿qué pasó?
Independientemente de la valoración que tú o yo tengamos del periodo de Andrés Manuel López Obrador, el presidente está tratando de vendernos, otra vez, que con él estaríamos mejor.
El presidente quiere que los mexicanos apoyen su proyecto político nuevamente por sus intenciones, y no por sus acciones y sus resultados.
La presentación de iniciativas de reformas y la propuesta de desaparecer organismos autónomos en la recta final de su gobierno -de su mandato está por verse- es una muestra evidentísima de que López Obrador sabe que con lo que ha hecho en el gobierno, bueno, malo o pésimo, no le alcanza para refrendar a su proyecto y conservar el poder a través de la candidata de su partido.
Nuevamente quieren que la gente crea que va a estar mejor con las reformas de López cuando ya deberíamos evaluarlo no por sus intenciones, por sus ideas ni por sus ocurrencias sino por sus indicadores reales obtenidos en los últimos cinco años y medio como el aumento en la deuda del sector público, la caída del poder adquisitivo, el encarecimiento de los alimentos y del costo de vida, del explosivo aumento de la violencia y de las desapariciones en todo el país y la ineficacia de las policías, entre muchos otros apartados.
El mayor error de los ciudadanos y más de la oposición será tomar los sueños de grandeza de la 4T y a sus reformas como centro de las campañas electorales, cuando es tiempo de evaluar a las autoridades por lo que son, con sus hechos y desechos.
