Dos datos de la reunión informativa del presidente Peña Nieto y miembros de su gabinete con un grupo de periodistas, el martes en Los Pinos, nos deberían tener en alerta.
En algún momento de la reunión, el secretario Miguel Ángel Osorio Chong dijo —parafraseo— lo siguiente: los dos sismos y los huracanes de septiembre no detuvieron la actividad económica en Ciudad de México o en Puebla o en Morelos. En el Istmo oaxaqueño, dijo Osorio, la actividad económica no ha reiniciado un mes después.
En otro momento, el Presidente, que insistió a lo largo de la presentación sobre lo difícil de la situación en Oaxaca y Chiapas, dijo que en el Istmo oaxaqueño hay algo así como 50 o 60 mil personas durmiendo en las calles, frente a sus casas. Van a los albergues a comer, o a obtener algo de cobijo, pero duermen en las calles para cuidar sus terrenos o lo que queda de sus casas.
Los números más recientes que conocimos en esa reunión cuentan esa historia. De las 180 mil viviendas con daño, 122 mil están en Chiapas y Oaxaca, casi siete de cada diez.
De las 50 mil 600 con daño total, 39 mil 881 están en Chiapas o en Oaxaca. Ocho de cada 10. Esas son decenas de miles de personas sin lugar donde vivir en los dos estados más pobres del país.
En dos estados, además, con niveles de pobreza como de otro siglo, sin actividad productiva que importe o a la que hoy
se pueda apostar para salir de esto que será, ni modo, un enorme retroceso. Porque en la colonia Roma, o la Condesa, o la Del Valle, se demolerán algunos edificios, se construirán otros y en unos años aquello volverá ser lo que era, o mejor. En las zonas de Oaxaca y Chiapas afectadas, me temo, la vida será peor. No basta con hornos y totopos.
Entiendo que hoy hay recursos programados, que si las tarjetas, que si los materiales para autoconstrucción. De algo servirán. Pero me temo que, si no queremos que las huellas de este septiembre queden ahí por décadas, algo más tiene que planearse, algo más tiene que suceder.
No tengo claro qué se debería hacer. Pero en Chiapas y Oaxaca aún hay emergencia, una que no deberíamos dejar que dure años...
Twitter: @puigcarlos
