El presidente Andrés Manuel López Obrador lo había dejado claro desde hace algunas semanas durante una mañanera, ese lugar donde se mandan las órdenes a todos los morenistas. No podría haber negociación alguna del presupuesto para lograr algunos votos que eventualmente lograran la mayoría constitucional requerida para aprobar la iniciativa de reforma al sector eléctrico.
Algunos en la oposición se habían frotado las manos, unos pocos más de recursos para ciertas cosas y estados que gobiernan, y tal vez había posibilidad de ver lo de la eléctrica.
La verdad es que era un poco absurdo el planteamiento, esas negociaciones no suceden así en nuestro Legislativo, donde las promesas tienden a no cumplirse, y creo que hoy las cosas están más o menos como estaban a principios de octubre, cuando se lanzó, salvo que el mal trato —no cuida ni las formas la mayoría— pudo haber dejado algunas cicatrices.
“Enterrar” la reforma eléctrica por la manera en que se aprobó el presupuesto sería también desconocer algo que ha quedado claro desde el primer momento en que la reforma fue anunciada. Y ese algo es que después de tres años el discurso del Presidente cada mañana, y muy pronto en cada gira de fin de semana frente a seguidores, necesitaba refrescarse. Como él mismo lo ha dicho: según él, la mayoría de sus compromisos iniciales están cumplidos o en proceso y necesitaba uno nuevo que ahora tiene gracias al supuesto dilema “Cárdenas o Salinas”.
La negociación seguirá siendo la misma y es con el PRI, en un año en que el tricolor podría seguir perdiendo gubernaturas y reduciendo su fuerza a tamaños que hace una década no habría imaginado. Su presidente, Alito Moreno, ya dijo que no quiere ni ver la reforma hasta después de las elecciones, y el mismo partido gobernante dijo que no veía la reforma concluida sino hasta abril de 2022.
Pienso que el Presidente agradece ambas prórrogas, porque así él y su partido tendrán a la reforma como bandera de campaña para acompañar, además, lo de la revocación de mandato.
Así que no, la aprobación del presupuesto sin modificar una coma no entierra la mejor herramienta para las campañas del próximo año y al contrario, será la más repetida de las banderas, más allá de que algún día se legisle.
@puigcarlos